Gemma
Santo se ha marchado enojado después de lo que le ha dicho su hermano, para ser realista siempre ha tenido ese temperamento así que aquello no me sorprende de él.
—No le prestes atención ha sido así toda su vida —contesta Marcello.
Marcello es un hombre diferente a Santo, es educado, sabe de literatura, le gusta mucho jugar al polo, y se nota que es muy amoroso con su familia en especial con su madre, ha contado un poco por qué nunca le ha agradado a Santo, y la fama que había tomado por ser la oveja negra de los Cappelleti y de cómo estar lejos de casa lo ha cambiado por completo.
Le di me voto de confianza, aunque aún tengo mis dudas. Dejaré que pase un tiempo para saber sus verdaderas intenciones.
—Ya me he acostumbrado un poco a su actitud.
—Santo es volátil, no esperes una muestra de afecto de su parte, preferiría dispararse antes que demostrarle su amor a otra persona, así es y nunca cambiará —sonríe—. Bien, no perdamos más tiempo, la llevaré a darle un paseo por Roma.
Marcello me extiende su mano para tomarla, me guía por el camino de arbustos con dirección al estacionamiento en el que hay más de un auto guardado.
—¿Cuál quieres para irnos? —pregunta señalando enfrente.
—Cualquiera estará bien —me encojo de hombros sin darle mucho atención.
—Escoge uno anda, dime y yo te llevaré en ese.
—Bueno... —me vista se dirige a un auto en particular que ha llamado la atención, es distinto a los demás. Es en su totalidad gris y lleva la imagen de una serpiente en una de sus esquinas justo en la parte delantera—. Ese es un auto que nunca he visto —lo señalo y me rio.
—Puedes escoger cualquiera menos ese —dice serio—. No hay manera en que ni tú o yo subamos a ese auto.
—¿Por qué?
—Era de mi padre y le pertenece a Santo ahora, es su auto personal y algo intocable para él, al igual que el resto de cosas en la casa.
—Eso es absurdo, el señor Raffaelle es el dueño de todo esto.
—Me temo que has tomado mal la información de la familia, santo es el dueño de todo, mi abuelo lo ha dejado a cargo de la casa, de los bienes y de toda la empresa familiar. Santo decide todo en la mansión.
—Oh entiendo.
No imagen que el amargado tuviera todo a su nombre, menos que el señor Raffaelle le hubiese dado todo el poder sobre las cosas de la familia, ahora tenía sentido lo que había dicho sobre el cargo y los negocios a los que se dedica.
—Ven, iremos en el mío —toma las llaves de un porshe blanco y me invita a subirme en este—. Ajústate el cinturón.
Lucho por ajustar la correa en mi cuerpo y cuando me he visto en problemas para lograrlo Marcello lanza su mano hacia la mía para ayudarme.
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La Tentación de lo Prohibido (Pausada)
RomanceHace veinte años dos familias juraron lealtad con un trato que ni el mismo diablo podría disolver, ahora que el patriarca de la familia Ferreti ha muerto ha llegado el momento de hacerlo cumplir. Santo Cappelleti no tendrá más opción como líder de...