Capitulo 27

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Santo

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Santo

Me levanto de la cama sin hacer el mayor ruido posible. Cubro con las sabanas la figura semidesnuda de Gemma, me tomo un par de segundos para observarla. Luce hermosa mientras duerme aferrada a las almohadas, nunca en mi vida me había preocupado por mantener a alguien en a mi lado y ahora que la tengo a mi lado tengo miedo de que mis errores puedan herirla.

Yo Santo Cappelleti tenía ahora a lo único valioso por lo que lucharía, lo único por lo que sacrificaría mi vida y todo lo que soy. Haré por Gemma lo que sea inclusive lo que parezca imposible.

El sonido del móvil me hace volver a realidad. Me encamino para contestar el mensaje. Se trata de Roberto quien me ha mandado la ubicación de unas personas a las cuales les he seguido el rastro por una semana, mi viaje a Portofino tiene una doble intención, sé que los hombres que Marcello y mi abuelo contrataron nos han seguido.

No soy estúpido, los tengo identificados. Conozco cada movimiento de la mansión y lo que planean una vez me vean fuera del puesto, no les daré el gusto.

Tecleo rápidamente un mensaje de regreso a Roberto.

Me encamino al cuarto de baño para darme una ducha rápida, no quisiera dejar a Gemma sola en la casa, pero si no resuelvo este asunto no podremos estar seguros en la ciudad, y no soy de los que dejen pasar las cosas. Una vez he salido de baño, tomo la ropa del closet para cambiarme lo mas rápido posible, cierro la puerta dejando a Gemma dormida sobre la cama.

Bajo los escalones para encontrarme a Roberto quien me espera para darme las llaves del auto.

—Buenos días Roberto —lo saludo.

—Buenos días mi señor, aquí está el auto que se ha rentado —dice haciéndome entrega de las llaves—. He puesto en el GPS la ubicación en la que se encentran esos hombres, ¿está seguro que no quiere que lo acompañe?

—Estoy bien, quédate con Gemma, me iré con el otro grupo de hombres.

—Si surge algo, no dude en llamarme.

—Voy a estar bien Roberto —le palmeo el hombro—. Cuídala por mí.

—Siempre mi señor —contesta.

Roberto es la persona en quien más confío, Gemma solo estará segura si lo dejo a él con ella, también es mi mejor hombre y el más leal, así que abrirme camino en una ciudad que apenas conozco como lo es Portofino para ir hasta el escondite de un grupo de sicarios no es algo muy racional de mi parte, pero no puedo dejar ganar a Marcello ahora que cuenta con el apoyo de mi abuelo.

Me despido de Roberto, subo al auto para ponerme en marcha a la dirección que arroja el GPS, es una parte aislada de la ciudad, para ser más exactos en una zona que era considerada para guardar artillería del ejército, un deposito vacío.

Me bajo del auto no sin antes recargar el revolver que me acompaña. Camino unos metros hasta dar con una enorme puerta de metal, mis hombres arman un crculo rodeando el lugar y atentos a cualquier movimiento.

La Tentación de lo Prohibido (Pausada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora