Capitulo 26

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Gemma

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Gemma

Mi bello y hermoso Portofino.

Espere tanto tiempo para regresar a casa, a mi verdadero y único hogar. Nunca el aire que respire se sintió tan bien como ahora que estoy en la vieja casa frente al rio en el que me crie. Aunque no lo pueda ver.

—Roberto se ha encargado del equipaje —susurra él mientras me toma de la mano.

—¿Todavía está la vieja lancha? —le pregunto.

—Si cariño, está a un lado del cobertizo.

—¿Y qué hay del jardín hay flores?

—Algunas —suspira.

—Supongo que se han marchitado, ya no hay quien las riegue.

El silencio ronda entre los dos.

—¿Me ayudas? —le extiendo la mano con la intención de que la tome para guiarme camino al interior de la casa pero solo me carga hasta allí—. ¿Qué haces? Me harás caer —me suelto a reír.

—Bienvenida a casa señora Gemma Cappelleti —dice con suave voz—. Todo está tal como lo recuerdas, el viejo comedor sigue aquí, la cocina, los portarretratos y cuadros, todo está igual.

—¡Que felicidad! —respondo con una sonrisa—. Será más fácil para mí caminar por la casa que en Roma.

—¿Estas segura?

—Conozco esta casa a la perfección, como la palma de mi mano.

—No quiero que te lastimes si andas sola por ahí.

—No te preocupes por mí, estaré bien, pero te pediré que por favor me bajes, quiero ir hasta a mi habitación, me gustaría mucho tenderme sobre ella, hace mucho que no me siento como ahora. Libre...

Santo obedece bajándome de sus brazos.

Lucho por caminar aferrada a las paredes, aunque ahora solo vea sombras puedo reconocer cada parte de mi casa. Nada ha cambiado, y nada cambiara para mí porque este ha sido el lugar en que he sido inmensamente feliz.

—Aquí debe haber una maceta —palpo a un lado de donde me encuentro—. Tenía unos cartuchos de flores pero creo que ya se han muerto. ¿Si están ahí?

—Sí, están ahí —responde él.

Sigo mi camino solo para chocar con una silla.

—Y este debe ser el comedor de cuatro puestos, hay justo una grieta en esta esquina —lo toco sintiendo el quiebre de la madera—. Fue cuando tenía doce, ayudaba a mi abuelo en carpintería y accidentalmente rompí la mesa.

—Estas en lo correcto hay una grieta en la mesa.

Sigo mi recorrido por la casa, me detengo en un mueble en particular.

La Tentación de lo Prohibido (Pausada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora