Capitulo 39

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GEMMA

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GEMMA

Siento una mano pasearse por mi rostro, abro mis ojos poco a poco para encontrar a Alyna a mi lado.

—Gracias al cielo —suspira aliviada.

Me llevo las manos a la cabeza, estoy aturdida no sé qué sucedió durante esos últimos momentos, lo único que logro recordar es a Santo marcharse en el auto rumbo a donde se encuentra su abuelo. Se ha ido sin escucharme una vez más.

—Santo, debo detenerlo antes de que haga una locura —intento levantarme de la cama pero Alyna me detiene del brazo.

—Cariño, ¿estas acaso loca? —cuestiona un poco molesta.

—Debo ir por él.

—Gemma acabas de dar a luz hace poco, tienes a un bebé recién nacido a tu lado, apenas puedes caminar y valerte por ti misma ¿y ahora vas a arriesgarte para seguir a tu marido?

—Alyna no entiendes, ese hombre Raffaelle es como el mismo demonio, logra entenderme no quiero quedarme sin Santo de nuevo, por favor ponte en mi lugar, no soporto más en mi vida, juro que no lo soporto.

—Cariño te entiendo —me abraza—. Sabes que más que nadie te entiendo por lo que has pasado, pero no vas a conseguir nada siguiéndolo, ya antes casi te pierde, tu marido no va arriesgarte de nuevo.

—¿Y si le pasa algo? ¡Dios juro que voy a volverme loca!

—No va a sucederle nada, sabe cuidarse muy bien, es un hombre bastante inteligente. Creo que no se ha ido sin tener un plan en mente, solo quédate tranquila, la tensión se te subirá de nuevo y vas a terminar desmayada de nuevo.

Agradecía las palabras de consuelo de Alyna, agradecía una vez más que estuviera mi lado en aquellos momentos en que mi vida parecía tomar el rumbo de una novela trágica en la que nadie tiene un final feliz.

—¿Te puedo confesar algo?

—Anda dilo, estamos en confianza —se sienta a mi lado.

Me acerco hasta la mesita de noche y saco de allí el listón que mi madre me había dejado desde y el cual llevaba a todas partes.

—Lo odiaba —susurro contemplando en mis manos aquel objeto.

—¿A quién? —pregunta ella.

—A Santo, lo odiaba con todas mis fuerzas. Odiaba la forma en la que veía el mundo con total perfección, en el cual se movía bajo reglas y normas, odiaba la idea de tenerlo pegado a mi lado como goma de mascar que difícil te sacas de encima —tomo una bocanada de aire—. Entonces entendí en el momento menos pensando que aquel odio se había transformado en amor. Santo se convirtió en mi familia, en mi hogar, en los brazos que siempre me recibían abiertamente, nunca recibí de su parte indiferencia, siempre me protegió.

—No hace falta que confieses que lo quieres, sé que lo amas mucho y él a ti.

—Puede parecer un hombre duro y de piedra, pero con los que ama es realmente amoroso y protector, da su vida para proteger lo que más quiere, sin embargo no es capaz de perdonar los errores, se convierte en la persona más inflexible que conozcas cuando alguien hace perder en el la confianza —me limpio las lágrimas que caen por mis mejillas—. No necesitas cambiarlo, solo amarlo como es realmente.

La Tentación de lo Prohibido (Pausada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora