𝐒 𝐄 𝐌 𝐏 𝐈 𝐓 𝐄 𝐑 𝐍 𝐎

𝟏𝟎. 𝐕𝐚𝐢𝐧𝐢𝐥𝐥𝐚

𝐄𝐝𝐝𝐢𝐞

No imaginé que separarme de Violet y Cass sería tan difícil pero sólo tengo esta oportunidad, si no funciona dejaré ese sueño atrás y encontraré otra manera de proveer a mi familia. 

No veo a Jeff ni a Gareth entre tantas personas, dijeron que su vuelo aterrizaba a las cinco con treinta y ya son las cinco con treinta y seis minutos, si soy muy desesperado.

—Que onda viejo, tanto tiempo sin vernos —dice Jeff detrás de mí.

—Idiota, me asustaste —

—¿Listo para grabar nuestro primer disco? —suelto una risa nasal ante el comentario de Gareth.

—Hey tranquilos chicos, no hay que hacernos muchas ilusiones —

—¿Qué le hiciste al Eddie positivo? —

—Soy positivo pero tengo los pies en la tierra, no sería la primera vez que nos mandan a la mierda pero si la última, es mi último intento —ambos se miran confundidos.

—Pues entonces hay que esforzarnos, algo me dice que todo saldrá bien —los tres asentimos con la cabeza y salimos en busca de un taxi.

Las calles de California son muy distintas a las de Hawkins y las personas también, puedes pasar desapercibido o hacer lo que te de la gana sin ser juzgado.

—¿Oye y dónde nos quedaremos? —aprieto los labios.

—Con Ruby, no creo que tenga problema —el taxi se estaciona frente a una cabaña que está a pie de playa, la vista es hermosa, acabo de conocer el mar y mis princesas no están conmigo.

—¿Ese es Steve? —Gareth entrecierra los ojos.

—Si, es Harrington —no entiendo nada, ¿de qué me perdí?.

Bajamos las maletas y nos acercamos a la puerta, Gareth y Jeff se esconden detrás de mí en cuánto hago sonar el timbre.

—¡¿Eddie?! —la luz del sol pega directamente a los ojos cafés de mi enana.
—¿Qué haces aquí? —

—Perdón por llegar sin avisar pero nos reuniremos con Lauren Jones —

—¿Nos? —me hago a un lado para que logre ver a los chicos.
—Jeff, Gareth —sale de la cabaña y los abraza.

—No has cambiado nada, sigues igual de linda —dice Gareth de manera torpe como siempre.

—No se queden ahí, adelante, están en su casa —hay juguetes por doquier.

—¿Y el enano? —los chicos fruncen el entrecejo.

—Está dormido —responde Ruby.

—¿Enano? ¿Qué enano?—

—Silencio, van a despertar a mi sobrino —abren los ojos con sorpresa.

—Claro, por eso Steve salió de aquí —las mejillas de Ruby se ponen rojas.

—No les hagas caso, ya nos vamos —creo que no fue buena idea.

—¿Tienen dónde quedarse? —los tres negamos.
—Pueden quedarse aquí —

Ruby lleva a Gareth y a Jeff a su habitación, hace lo mismo conmigo y aprovecho para aclarar mis dudas.

—¿Qué hacía Harrington aquí? —me recargo en la cabecera.

—Vino a ver a su hijo —

—¿Ya le dijiste? —asiente con la cabeza.
—Tarde que temprano debía saberlo —