𝟏𝟗. 𝐘𝐨 𝐥𝐨𝐬 𝐝𝐞𝐣𝐨

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𝐑𝐮𝐛𝐲

—Ruby el señor Marchetti quiere hablar contigo, línea dos —dice Lissa la secretaria de Nate.

—Buen día, ¿en qué le puedo ayudar? —trato de no mostrar importancia al hablar, es un hombre mayor pero muy coqueto.

—Solo quería agradecerte por tu trabajo Ruby, las fotos son increíbles —

—Que bueno que las fotografías le hayan gustado, fue un placer trabajar con usted señor Marchetti —se escucha un revuelo afuera.
—Hasta luego —termino la llamada y me levanto rápidamente, algo está pasando.

—¡Ya le dije que no puede pasar! —exclama Lissa.

—¡Sé que está ahí y no me voy a ir hasta que acepte verme! —es una mujer de cabello negro aparenta tener la misma edad que yo y sostiene la mano de una pequeña que está muy asustada por la situación.

—¿Qué está pasando? —me interpongo entre ambas tratando de mantener la calma.

—Quiere ver a Nate pero ya le dije que no está —levanta su ceja izquierda y la mujer suelta una risa nasal.

—¡Siempre que llamo dicen lo mismo, sólo déjenme pasar! —sus gritos y el llanto de la bebé están llamando la atención de muchas personas, la tomo del brazo y nos alejamos un poco.

—Lissa no está mintiendo, Nate no se encuentra —entrecierra los ojos, al parecer no me cree.

—No puede ser, nunca puedo encontrarlo ni siquiera viniendo personalmente a la agencia de su padre —frunzo el ceño, parece que lo conoce bien.

—¿Tú fuiste quién llamó el otro día? ¿Eres Carol Baker? —

—Sí, soy yo —su pequeña sigue llorando, quizás tiene hambre o su pañal está sucio pero no puedo dejarla aquí.

—Nate tiene una cita en media hora, pueden esperar adentro para que estén más cómodas —acaricio la cabecita de la bebé y me sonríe, unos preciosos hoyuelos se hacen presentes. —Van a pasar —aviso a Lissa pero parece molesta, siempre se porta así conmigo, incluso he escuchado como le reclama a Nate por dejarme tomar decisiones.

Abro la puerta de la oficina y entro primero, seguido de mí entra la mujer y la pequeña.

—Tomen asiento —señalo un sofá.

—Gracias —la mujer observa con detenimiento cada rincón del lugar.

—¿Gustan algo de tomar? —pregunto para romper con el silencio incómodo.

—Estamos bien gracias —me sonríe.

—¿Y de dónde conoces a Nate? —parece cómo si le hubiera preguntado algo demasiado complicado.

—Es algo difícil de explicar —dice con la mirada perdida.

—Bien, lo entiendo —no voy a insistir, soy una completa desconocida.

—Nate y yo nos conocimos en la universidad, me faltaban tres semestres para culminar mis estudios y a él sólo uno pero perdimos comunicación cuando le dije que estaba embarazada —sus ojos al igual que los míos apuntan a la pequeña, mi corazón late fuerte ante la noticia repentina. —Todo este tiempo he tratado de buscarlo porque necesito su ayuda, no pude terminar mis estudios y a pesar de querer salir adelante es difícil —no sé que decir, mi mente está tratando de entender, Nate abre la puerta, su rostro cambia por completo ante la presencia de Carol, me levanto de la silla para salir, tienen mucho de que hablar.

Yo, los dejo

—Gracias —dice Carol, sólo puedo sonreírle.

Voy directo al baño, no me siento bien, estoy decepcionada y molesta porque todo este tiempo Nate quiso ser como un padre para Ethan, fue muy atento con nosotros y resulta que a su propia hija la dejó a su suerte, no sé cómo puede vivir sin ningún remordimiento.

Luego de unos treinta minutos decido salir, camino lentamente a la oficina, al entrar sólo está Nate, sus ojos están ligeramente hinchados.

—Ruby puedo explicarlo —dice al notar mi presencia, se levanta de la silla y se acerca.

—No tienes que explicarme nada —toma mis hombros y decido verlo directamente a los ojos.

—Quizás no tengo que hacerlo pero quiero explicarte —

—No hay explicación y mucho menos justificación para lo que hiciste, Nate dejaste a Carol a su suerte —unas lágrimas resbalan por sus mejillas.

—No teníamos nada, no éramos nada, sólo nos acostamos un par de veces —niego con la cabeza y sonrío, su comentario es estúpido.

—Lo entiendo pero ¿qué culpa tenía la pequeña? —se aleja. —Ella era la menos responsable de todo lo que tú y Carol decidieron, debiste estar con ella a pesar de no tener nada con su madre, nosotros nunca tuvimos nada y aún así te esforzaste por ganarte el cariño de Ethan, le llevabas regalos, lo paseabas, le dedicabas tiempo Nate, ¿por qué con ella no? — pasa las manos por su rostro con frustración.

—¿Estás decepcionada de mí? —pregunta sin mirarme.

—Eso no importa Nate —se acerca otra vez pero ahora toma mi rostro entre sus manos.

—Si importa Ruby, no soportaría que estuvieras decepcionada de mí porque te amo —el timbre del teléfono suena, pero no es una llamada sino un mensaje de voz.

Steve me despidió, ya no sé que estén tramando, te he estado llamando y no respondes, yo ya cumplí con mi parte espero que cumplas con la tuya —es Anne, no puedo creerlo, frunzo el ceño tratando de entender la situación, lo único que sé esque estoy más que decepcionada de Nate.

—Ruby, oye no sé de qué habla —sacude mis hombros.

—¡No trates de engañarme Nate, fuiste tú quien invitó a Anne al bautizo de Ethan, Anne te dijo dónde estaríamos festejando, Lauren no te invitó por eso actuó raro, eres un mentiroso! —lo empujo e intento abrir la puerta pero me lo impide.

—¡Mentí porque te amo! —

—¡Pero yo no, todo esté tiempo intenté sentir algo más por ti pero no pude hacerlo y con todo esto lo único que siento por ti es pena! —mi llanto se hace presente.

—Nate, Hilton ya está aquí para checar lo de la siguiente campaña —

—Dame un minuto Lissa —suspira y limpia sus lágrimas. —No te vayas por favor, espérame un poco y solucionamos esto —

—Adiós Nate —salgo de la oficina rápidamente.

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𝐒 𝐄 𝐌 𝐏 𝐈 𝐓 𝐄 𝐑 𝐍 𝐎 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora