𝐌𝐚𝐲𝐨 𝟐𝟓, 𝟏𝟗𝟖𝟖
𝐑𝐮𝐛𝐲
Siento gotas caer sobre mis brazos pero no le tomo mucha importancia, quizás sólo es una lluvia ligera pero suelto un suspiro lleno de frustración cuando la lluvia se intensifica cubriendo el pavimento de San Francisco, intento cubrirme bajo los árboles y los aleros de los edificios pero es inútil, maldigo no haber aceptado que Tina me llevara a casa pero tengo que pasar al supermercado por algunas cosas que nos hacen falta.
ꕥ
Salgo de allí con dos bolsas pesadas, después de la lluvia la temperatura disminuyó y mi cuerpo comienza a titiritar, me acerco a la acera y le hago la parada a un taxi, le doy mi dirección mientras abrocho el cinturón de seguridad, el auto avanza y mi mente se pierde entre las luces de la ciudad.
Recuerdo que hace dos años me despedí de Steve Harrington, hace dos años le dije adiós a la persona que más amé y aún sigo amando aunque estemos a miles de kilómetros.
Por fin llego a mi destino, le pago al taxista y camino a la cabaña del abuelo, en cuanto cierro la puerta Ethan sale de uno de los pasillos y se acerca a mí, me pongo de cuclillas y abro mis brazos ampliamente para recibirlo.
—¡Ma, mami! —su pequeño cuerpecito choca contra el mío, tomo su cabecita con mi mano y respiro profundamente llenando mis fosas nasales de su aroma tan peculiar.
—Hey, ten cuidado puedes lastimarte pequeño —dice Billy acercándose a nosotros con una sonrisa tan grande que sus hoyuelos se hacen presentes.
—¿Y Polly? —me levanto cargando a mi pequeño bebé.
—Me llamó en cuánto comenzó a llover, dijo que había dejado a sus pájaros cerca de la ventana y que tenía que irse —ruedo los ojos y suelto una risa, Polly es una persona mayor pero cuida muy bien a Ethan mientras yo no estoy.
—Siento mucho que te haya llamado, le he dicho que se comunique conmigo, le dejé el número en un post-it —aprieto mis labios y niego con la cabeza.
—Quizás no recuerda ni que le diste el post-it —me mira serio pero después de unos segundos una sonrisa se comienza a formar en su rostro y no puedo evitar reír junto con él.
—De todas maneras muchas gracias, eres nuestro super héroe, ¿verdad que sí? —aprieto suavemente la nariz de Ethan y suelta una risilla inocente.
—No agradezcas, no me cuesta nada caminar tres cuadras para llegar aquí, siempre estaré para ti y para este Koala precioso —Billy estira sus brazos y Ethan no tarda en hacer lo mismo, no puedo evitar sonreír al presenciar esa escena tan linda pero si no me doy una ducha voy a enfermarme.
—Vamos pequeño, hora de dormir porque mamá tiene que darse un baño o una gripe le dará —estiro mis brazos pero se aferra con fuerza al rubio.
—Ve a bañarte, yo lo cuido —Billy me guiña y aprovecho su oferta para ir a ducharme.
Desde que Ethan nació mis duchas no pueden durar más de diez minutos, sé que Billy no tiene problema en cuidarlo pero no quiero abusar de su amabilidad y después de darme una ducha express salgo con la bata de baño y una toalla enredada en mi cabello, voy a la habitación de mi bebé, Billy está en la silla mecedora, la barbilla de Ethan está en su hombro izquierdo y sus pequeñas manitas caen a los costados del rubio, salgo en busca de mi cámara, regreso apenas tocando el piso para no despertarlos, después de tomarles algunas fotografías me acerco a ellos, cargo a Ethan para acostarlo en su cuna, toco el hombro de Billy con cuidado para no asustarlo.
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𝐒 𝐄 𝐌 𝐏 𝐈 𝐓 𝐄 𝐑 𝐍 𝐎
RomantizmSEGUNDA PARTE DE "MIL VIDAS MÁS" "- Dijiste que esto nunca tendría fin, ¿acaso mentiste? - mi mirada apunta a la ventana donde días atrás me cuestioné lo mismo. "