hogsmeade

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Las llamas verdes de la red flu se extinguieron despues de que Albus desapareciera entre ellas, hoy era nuestra vuelta a Hogwarts.

Cargue mi baúl y la jaula con la lechuza dentro de la chimenea.

—Portaos bien porfavor, no queremos disgustos— me dijo mi madre sería.

—Nos portaremos bien, mamá.

—Haced caso a McGonagall, jugad al Quidditch, divertíos, pero nada de aventuras en la que os pongáis en peligro.

—Bueno, que es la vida sin un poco de riesgo— sonreí mientras agarraba un buen puñado de los polvos flu.

—Nos veremos en Navidad.

Esas fueron las ultimas palabras que escuche decir a mi madre antes de desaparecer entre las llamas. Fueron unos instantes hasta que mis pies volvieron a tocar el suelo, me sacudi la ropa y sali de la chimenea del despacho de McGonagall, excudriñando toda la habitacion hasta que mis ojos encontraron a mi hermano hablando con Scorpius.

En ese momento senti como mis nervios se ponian a flor de piel solo con verle, pero respire hondo, puse mi mejor sonrisa y me acerque a ellos.

—Bueno, ahora si, da comienzo nuestro cuarto año en este castillo— dijo Albus estirandose justo cuando la directora entraba por la puerta de su despacho.

—Veo que ya estan aqui, bien, Potters, Malfoy, acompañenme.

Nos miramos entre nosotros, agarramos nuestros baules y nos dispusimos a seguirla cuando se detuvo a mirarnos.

—Pueden dejar sus cosas aqui, en un momento estaran en sus dormitorios.

Las soltamos y fuimos detras de ella, recorrimos varios corredores, subimos y bajamos varias escaleras hasta llegar al patio exterior, donde pudimos ver un tablon con todas las asignaturas que habia este año y sus respectivas aulas. Nos repartio una hoja a cada uno en la que nos indicaba cual iba a ser nuestro horario de ese curso y despues de desarnos suerte se marcho.

—¿Que teneis?— pregunte mientras nos acercabamos entre los tres y comprobamos que un año mas teniamos el mismo horario. —Genial, pues habra que ir a clase.

Me coloque la bufanda alrededor de mi cuello ya que el frio empezaba a arrecir en el castillo, pero mi pelo se enredo en ella. Intente tirar pero no pude hasta que senti una calida mano rozarme el cuello, lo que hizo que se me erizase el cuerpo entero. Supe que era Scorpius.

—Yo te ayudo— le escuche decirme mientras me desenredaba el pelo de la bufanda, y una vez colocado me gire a mirarle, le sonrei, e incoscientemente le mire los labios.

—Creeo que me voy a buscar la clase— mi hermano se dio la vuelta y empezo a caminar hacia abajo de la colina yendo a clase de criaturas magicas.

Mire a Scorpius y sali corriendo detras de mi hermano que nada mas llegar a su lado me miro.

—¿Se puede saber que os pasa?— me pregunto.

—Pues no lo se Albus, no lo se.

—Pero si esta clarisimo, a ti te gusta, a el le gustas.

Me frene en seco.

—¿QUE?, ¿le gusto?.

—Claro.

Mi cuerpo no reacciono, hasta que note una mano en mi hombro. Scorpius otra vez.

—¿Estas bien?, estas palida.

—Esto... sii, estoy muy bien, vamos a clase.

Me tire las tres siguientes horas con la cabeza hecha un lio, intentando aclarar mis pensamientos, mis sentimientos, y el lio que tenia en la cabeza, los profesores llamaron mi atencion unas tres o cuatro veces. Albus intentaba que no la liase en clase de pociones, haciendo la suya a la vez que la mia, cogiendo apuntes en Defensa Contra las Artes Oscuras, cosa que nunca hacia porque tanto el como Scorpius llevan sobreviviendo tres años enteros a base de los apuntes que cogia yo. Todo el mundo se habia dado cuenta de que algo me pasaba, mis amigas me lo habian preguntado 20 veces, pero yo solo decia que estaba bien, y como para no estarlo, pero, yo no sabia si eso era verdad, o mi hermano se lo habia inventado. 

𝓞𝓽𝓻𝓪 𝓻𝓮𝓪𝓵𝓲𝓭𝓪𝓭 ; ʰᵃʳʳʸ ᵖᵒᵗᵗᵉʳDonde viven las historias. Descúbrelo ahora