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El sonido de la campana que anuncia el inicio de la última clase antes de las vacaciones de Navidad resuena en los pasillos. Entro al aula con un aire despreocupado, notando que el ambiente es distinto, más ligero, casi festivo. Las caras de mis compañeros están iluminadas con sonrisas, y las conversaciones son más ruidosas de lo habitual. El susurro de planes para los próximos días flota en el aire como una melodía familiar.

Me siento en mi mesa junto a Kate, pero mis pensamientos están lejos de los libros. Frente a nosotros, McGonagall intenta mantener el orden, aunque su voz suena más suave, casi comprensiva. Sabe que nuestras mentes ya están lejos, que estamos contando los minutos. Con un suspiro que apenas oculta una sonrisa, decide empezar con una actividad más ligera.

—Hoy haremos un repaso, pero lo haremos diferente— dice, levantando una ceja con picardía. Saca una caja de fichas de colores, y de inmediato sabemos que no será una clase ordinaria. Nos dividimos en equipos, y en lugar de tomar apuntes, competimos para ver quién responde más rápido, quién recuerda mejor lo que hemos aprendido. Es un juego, una forma de aprender sin sentir el peso de la lección.

El aula está decorada con luces tenues y guirnaldas. Los colores vibrantes hacen que el espacio se sienta acogedor, casi como si fuera una extensión de nuestras casas. De vez en cuando, uno de nosotros lanza una broma, provocando carcajadas y que Minnie permite, con la condición de que volvamos al juego.

Finalmente, los últimos minutos de la clase llegan. Hay una energía contenida en el aire, una mezcla de anticipación y alivio. McGonagall cierra su libro de notas y nos mira, con una expresión que es casi maternal. 

—Recuerden descansar— dice, su tono es suave pero firme—,pero no olviden todo lo que hemos trabajado.

Mientras guardo mis cosas, siento que algo en mí también se relaja, miro a Scorpius hablar con mi hermano.

Salimos del aula con una sonrisa en los labios, sabiendo que las vacaciones están a un paso. Los pasillos, normalmente llenos de prisa, hoy están llenos de risas. Recogimos nuestros baules de nuestras salas comunes y bajamos a la salida del castillo.

—¡No puedo creer que el Hogwarts Express salga en diez minutos! Este trimestre pasó volando— dice Kate.

—Lo sé. Estoy deseando pasar la Navidad en la Madriguera— conteste.

—¡Ni lo digas! Mamá ya está planeando un gran banquete. Además, James dice que el tio George tiene preparados algunos fuegos artificiales especiales. ¡Va a ser épico!— se emociona mi hermano.

—Eso suena genial. Yo voy a estar con mis padres. No es tan emocionante como en Hogwarts, pero me gusta pasar tiempo con ellos. Y además, me llevaré algunos libros de la biblioteca. Hay uno sobre hechizos antiguos que quiero leer— le dice sarah mientras nos dirigimos hacia los railes del tren.

—¡Incluso en vacaciones piensas en estudiar!

—Solo un poco, ¿Y tú, Scorpius? ¿Listo para unas vacaciones sin preocupaciones?

—Sí, lo estoy. Pero también me da un poco de pena dejar Hogwarts por un tiempo. Este lugar se siente más como un hogar que cualquier otro.

—No te preocupes. Te aseguro que en la Madriguera te sentirás como en casa. Y ya verás, te tratarán como uno más de la familia, como siempre— digo mientras le cojo la mano.

—Bueno, chicos, espero que aprovecheis para descansar. El próximo trimestre será más difícil, especialmente con los exámenes que se acercan.

—¿Difícil? ¿mas?, no me desanimes Gabrielle— espeta Bryan cuando oimos una mezcla de ritmos mecánicos y tonos envolventes, que indican que el tren esta llegando.

𝓞𝓽𝓻𝓪 𝓻𝓮𝓪𝓵𝓲𝓭𝓪𝓭 ; ʰᵃʳʳʸ ᵖᵒᵗᵗᵉʳDonde viven las historias. Descúbrelo ahora