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JiSung salió de la habitación y MinHo levantó la vista desde la cocina, deseando no haberlo hecho. Llevaba puesta una de sus camisas que le quedaba un poco más abajo de la entrepierna, dejando a la vista unas largas y atractivas piernas que él moría por tocar una y otra vez. Su cabello húmedo lo hacía lucir increíblemente sexy.

Un escalofrío recorrió su cuerpo al pensar que al día siguiente tendría que ponerse esa misma camisa para ir al trabajo.

JiSung se acercó a él descalzo.

—Espero que no te moleste que haya tomado una de tus camisetas. Mi ropa se mojó — comentó apenado. MinHo negó con la cabeza, recorriendo el cuerpo de él con la mirada.

—Lo mío es tuyo a partir de ahora, Sunggie — sonrió, dejando las bolsas que traía en las manos sobre la encimera de la cocina.

—¿Fuiste al supermercado? — preguntó JiSung al ver las bolsas.

—Sí, traje comida.

—Estupendo — dijo, sacando el contenido de las bolsas—. Yo te ayudo a cocinar.

Se giró y se agachó para sacar un sartén de los cajones de abajo. La camisa se le subió hasta las caderas, y MinHo apreció la vista de su bonito trasero cubierto por unos boxers negros. Maldijo en voz baja y apartó la mirada para concentrarse en la comida. No tenía idea de cómo iba a poder controlarse teniéndolo así en su departamento solo para él.

Después de un tiempo, ambos estaban sentados en el sofá, viendo televisión y comiendo lo que habían preparado.

MinHo no pudo evitar ver lo hermoso que se veía JiSung comiendo y, de paso, recorrió su cuerpo con la mirada. Relamiéndose los labios, bajó la vista para terminar de comer, pero le resultaba difícil concentrarse. No cuando tenía a un lado a un chico tan hermoso.

JiSung dejó de comer al notar de reojo que MinHo no dejaba de mirarlo. Lo miró y, sin motivo aparente, se sonrojó. Éste le sonrió.

—¿Estás seguro de que no quieres que te bese, Sung?

Lo pensó. ¿Realmente quería que MinHo no lo volviera a besar?

Ni siquiera tuvo tiempo para procesar lo que estaba sucediendo. MinHo se inclinó y lo besó. Los platos que tenían en las piernas cayeron al suelo, pero eso no les importó en absoluto. En ese momento, lo único que importaba era el deseo que sentían el uno por el otro. JiSung deslizó sus manos hasta su nuca y lo atrajo más hacia él, profundizando el beso.

Se apartó de MinHo cuando sintió que este comenzaba a desabotonar su camisa. Al darse cuenta de lo que podría suceder si no se detenían, el pelimorado retiró su mano de allí.

—Lo siento, Sung.

JiSung asintió. Sus labios ardían por volver a besar a MinHo.

No podía negarlo más, deseaba que Lee MinHo lo besara y lo tocara en otras partes.

—Iré por la escoba... —no pudo terminar la oración, ya que fue interrumpido por JiSung.

—Bésame — le dijó y se sorprendió de lo ronca que sonó su voz.

MinHo lo miró.

Lo logré, pensó emocionado.

JiSung se lanzó sobre él y lo besó con una desesperación que nunca había sentido. Y eso le gustó. MinHo le correspondió el beso de la misma manera, sus manos se deslizaron hasta los botones de la camisa, desabotonandolos uno a uno con una lentitud que lo hizo desesperar. Este cerró los ojos cuando el mayor abrió la camiseta y se llevo uno de sus pezones a la boca.

—MinHo...

JiSung agarró su cabeza, empujando sus boca contra su pezón sensibilizado con más firmeza. No podía dejar de tirar de él, tratando de acercarlo lo más posible, sentirlo tanto como pudiera. Sus muslos se separaron y sus piernas se envolvieron alrededor de la cadera del pelimorado. Se meció debajo de él para poder frotar su dolorida erección.

Una de las manos de MinHo se deslizó hasta llegar al boxer de JiSung y apretar su erección. Él se retorció y lo arañó sumergido en una nube de placer.

—Por favor, Min. Necesito tenerte dentro de mi, por favor.

Como si de una orden se tratara, MinHo quitó las pocas prendas que cubrian el cuerpo del menor. Sonrió.

—Eres tan hermoso JiSung — se mordió el labio, recorriendo el cuerpo del nombrado con la mirada.

—Yo también quiero ver tu hermoso cuerpo, Min — dijo haciendo un puchero, mientras subia la camiseta de Lee.

—Lo que tu ordenes, Hannie.

MinHo se quitó sus prendas con una lentitud que hacia agonizar al menor. Después de lo que se sintió como una eternidad exquisita y tortuosa, finalmente tenía al mayor desnudo frente a él. Lo acarició y no perdió el tiempo deslizando dos dedos en su entrada. El menor arqueó su cuello y separó más sus piernas.

Mientras MinHo bombeaba sus dedos dentro de él, trató de pensar en que pasaría después, pero no pudo hacer que su mente funcionara a través de la neblina de placer que se instalaba en ella.

—Date la vuelta — murmuró.

JiSung hizo lo que MinHo le ordenó automáticamente. Sus dedos permanecieron dentro de él mientras rodaba sobre su estómago, y la sensión de la penetración cuando cambió de posición era deliciosa. Sacó sus dedos del interior del menor. Estaba apunto de quejarse, cuando lo embistió sin previo aviso.

Más~ —dijo JiSung con voz áspera, colando las manos en el posabrazos del sofá—. Por favor más.

Intentó bombear sus caderas para encontrarse con las de MinHo. Él necesitaba aún más. Su pelvi golpeó la suave carne de sus glúteos en cada golpe. Logró mirar por encima del hombro a MinHo. Su cara estaba un poco enrojecida y su piel húmeda con ligera transpiración mientras seguía embistiendolo.

MinHo envolvió un brazo alrededor de sus caderas hasta que su mano encontró el pene hinchado de JiSung. Frotó la punta en un masaje, y la estimulación adicional causó que se atragantara de placer.

JiSung levantó la cabeza.

—Voy a correrme.

—Correte para mí, bonito — gruñó.

Sin previo aviso, estaba encima de él, justo a su espalda. Antes de saber que haría, sintió sus dientes en su piel mientras mordía la parte baja de su hombro.

–—Oh, dios — JiSung gritó, enterrando su cara en la almohada mientras alcanzaba el climax. Los temblores de su orgasmo sacudieron todo su cuerpo, y escuchó a MinHo emitir un sonido gutural mientras se corría dentro de él.

JiSung sintió el peso del mayor en su espalda, su aliento caliente contra su cuello.

—¿Cómo le llaman a esto? — preguntó MinHo aún con la respiración agitada.

—¿Qué cosa? — se dio la vuelta para mirarlo a los ojos.

—A lo que hicimos recién, ¿cómo se llama?

JiSung sonrió. Luego plantó un rápido beso sobre sus labios y acarició su nariz contra la suya. Cuando se separó un poco de él, notó que estaba ligeramente sonrojado.

Esto se llama hacer el amor.

❝El Stripper❞  ➳『•MinSung•』Donde viven las historias. Descúbrelo ahora