Han JiSung estaba a punto de casarse.
Por lo que sabía, sus amigos habían contratado a un stripper para que le bailase en su despedida de soltero. Pero lo que nunca imaginó fue sentirse sexualmente atraído por aquél hombre.
La noche era joven, y L...
JiSung tarareaba la canción Never not de Lauv que sonaba a través de la radio mientras terminaba de revolver las ensaladas. Sonrió cuando MinHo lo abrazó por detrás, colocando su mentón sobre su hombro y depositando un beso en su mejilla.
—Hola JiSung—susurró sobre su oído—. ¿Qué estás cocinando?
—Potjevleesch.
—¿Qué cosa?
—Potjevleesch—repitió JiSung riendo—. Encontré la receta en uno de los libros de cocina que había aquí. Te gustará —se giró para quedar frente a él y lo besó rápidamente en los labios—. ¿Cómo estuvo el trabajo hoy?
—Estupendo. Mañana es el último día de investigación. Y después de eso—besó la nariz, el mentón y los labios de JiSung. Este se rió—, tú y yo saldremos y conoceremos todo París. Luego te llevaré a la Torre Eiffel y te haré el amor allí.
JiSung se mordió el labio y pensó en todo el tiempo que había estado con MinHo en los últimos meses.
Finalmente, después de seis largos meses, se divorció de HyunJin y MinHo dejó su trabajo como stripper para comenzar la investigación que tenía planeada realizar en París como geólogo. De inmediato, JiSung aceptó acompañarlo encantado.
—¿No lo extrañas? —preguntó JiSung.
—¿El qué?
—Tu trabajo como stripper.
—No, para nada. Me gusta mi trabajo como geólogo.
—Creí que amabas bailar.
—Te amo mucho más a ti —le dijo y JiSung se sonrojó—, pero si quieres, puedo darte un baile. Solo para ti.
—Me encantaría ver eso — se mordió el labio—. Vamos, el almuerzo ya está listo. Comamos y después me bailas.
MinHo se sentó frente a la mesa mientras JiSung servía la comida en dos platos.
—Está delicioso—dijo MinHo, relamiéndose los labios—. No pensé que cocinaras tan bien, Hannie —estiró el brazo sobre la mesa hasta tomar la mano del peliazul y acarició sus nudillos con el pulgar—. Eres el esposo perfecto que alguna vez deseo tener. No hoy, ni mañana, pero algún día quiero casarme contigo.
—Y para entonces, ese día diré que sí — sonrió JiSung.
MinHo le devolvió la sonrisa y lo observó comer. ¿Cómo era posible que verlo comer le resultara tan increíblemente sexy? Verlo ahí, junto a él, le daba la fuerza suficiente para querer vivir la vida al máximo. Su sonrisa y risa eran un motivo para ser una mejor persona. Él vivía y amaba solo por JiSung.
Lo amaba demasiado.
No podía imaginar su vida sin él. Era lo único que tenía y ahora que estaba junto a él, quería estar en su vida para siempre. JiSung le había enseñado tantas cosas que no podía imaginar la clase de persona que sería ahora si no fuera por él.
—¿En qué piensas? —preguntó JiSung, sacándolo de sus pensamientos.
—Estaba pensando en ti. En nosotros. En cómo cambiaste mi vida. ¿Te he dicho cuánto te amo?
—Sí, me lo has dicho muchas veces — dijo JiSung tratando de sonar desinteresado. MinHo se rió.
—Pues lamento decirte que tendrás que acostumbrarte a oírlo. Porque te lo diré muy, muy a menudo.
—Qué pena. Tenía la esperanza de no volver a escucharte decir eso jamás.
—Ven aquí, amor—MinHo corrió su silla hacia atrás y palmeó sus muslos. JiSung se levantó y se sentó sobre él, rodeando su cuello con los brazos y escondiendo su cara en el hueco de su cuello—. Te amo, Sunggie.
—Yo también te amo, amor.
MinHo bajó la mirada y tomó el mentón de JiSung con el índice y el pulgar, mirándolo a los ojos. Después lo besó. Sintió cómo la lujuria y la pasión se hacían presentes en el beso, y cómo comenzaba a verse afectado por ello. Siempre le sucedía cada vez que lo besaba. Solo bastaba con verlo y su cuerpo ya ardía de deseo por tocarlo.
JiSung rompió el beso, jadeando.
—Creo que me debes un baile. Y estoy ansioso por verlo ahora mismo — dijo, mordiendo su labio.
—Tienes razón—respondió MinHo, repartiendo pequeños besos a lo largo de su cuello. JiSung gimió—. Te bailaré, pero con una condición.
—¿Cuál?
—Si después tú me bailas a mí.
—¿Ah?—arqueó una ceja.
—Sí. Quiero verte bailar, Sunnie — MinHo se mordió el labio—, y también quiero que me bailes con esa ropa que te compré el otro día.
JiSung se sonrojó—. Trato hecho.
MinHo sonrió y luego lo tomó en sus brazos, llevándolo a su habitación.
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Está preciosa historia acaba ahora, muchas gracias por leerme y apoyarme.
Recuerden pasarse por mi perfil que tengo más fanfics. ♡
Vengo a recordarles que ya publiqué mi libro de One Shot: Easy.Por favor, léanlo se nuevo, sé qué les gustarámucho.
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Sin nada más que decir, nos vemos en otro fanfic, bebus.
