❝El Stripper❞ ➳『•MinSung•』

27

MinHo se giró, quedando de espaldas frente a JiSung, y se acercó a uno de los casilleros para sacar ropa. El peliazul se sentó en uno de los bancos y lo observó mientras se desvestía. Se quitó la camiseta, y él se mordió el labio al ver su espalda desnuda. Su piel brillaba bajo la luz de la habitación.

Solo podía pensar en pasar sus manos por su espalda y besarlo por todas partes. Tenía muchas ganas de tocarlo en ese momento. Permaneció en silencio mientras observaba cómo se quitaba los vaqueros y las zapatillas, admirando cómo los músculos de su espalda se movían con cada movimiento.

—¿Te gusta lo que ves? — preguntó MinHo divertido mientras se colocaba unos pantalones negros ajustados.

—Demasiado.

Terminó de ponerse unos zapatos negros y luego guardó la ropa en el casillero, cerrándolo con llave. JiSung observó sus piernas. Los pantalones le quedaban tan ajustados que temió por un momento que la circulación de la sangre se viera afectada.

—¿No te aprietan demasiado esos pantalones?

—Joder, sí. Me aplastan todas las bolas—se rió entre dientes—. Son de látex. Pero es el atuendo que todos los strippers tenemos que llevar.

—Oh, pero te quedan de lujo—sonrió, con los ojos fijos en su trasero.

—¿Tú crees?—MinHo se volteó y le regaló una bonita sonrisa, lo que le hizo suspirar—. Ven aquí y bésame—ordenó.

JiSung se levantó de inmediato y se acercó a él, tomando sus mejillas y besándolo. MinHo gimió sobre sus labios, cerrando los ojos, y sus manos bajaron hasta llegar a su trasero, apretándolo con fuerza. Se sobresaltó y golpeó suavemente el hombro de este, acusándolo con la mirada.

—Lo siento—sonrió MinHo—, es que no pude resistirme.

Esta vez, fue JiSung quien lo besó. Lo tomó de la cintura y lo giró, apoyándolo sobre el casillero para tener mejor acceso a su cuello y besarlo apasionadamente. Gimió y enredó sus dedos en el cabello de MinHo.

—Tus gemidos me excitan mucho—dijo con la voz agitada—, especialmente cuando pronuncias mi nombre.

JiSung rodeó su cuello y acercó sus labios a su oído.

—MinHo... — gimió en un susurro.

Un escalofrío recorrió el cuerpo del mencionado. La forma en que JiSung pronunció su nombre envuelto en un delicioso gemido hizo que se pusiera tan duro que le dolía.

Maldición, con JiSung era tan fácil excitarse.

MinHo lo apretó contra el casillero y levantó la pelvis, en un intento por sentirlo más cerca. Su erección rozó contra la de JiSung, reprimió un gemido al momento en que lo besó y sus lenguas se encontraron, rozándose y tocándose de una manera tan única y deliciosa.

—Me pones durísimo —gimió MinHo. Movió las caderas en círculos, haciendo que su erección se frotara contra la del menor. Este jadeó—. ¿Lo sientes? Tengo muchas ganas de follarte ahora mismo. Sobre el casillero. En el suelo. En los bancos. En cada rincón de esta jodida habitación —gruñó cuando JiSung empezó a besarle el cuello, subiendo cada vez más, hasta finalmente llegar a sus labios—. Mierda, Han...

Unos golpes en la puerta los hicieron sobresaltarse. Ambos miraron hacia la puerta.

—¿MinHo? ¿Estás ahí? —tocaron un par de veces más. El mencionado maldijo por lo bajo.

—Sí—se aclaró la garganta en un intento por ocultar el tono excitado de su voz, pero fue inútil—, estoy aquí, MinGi.

—Sal rápido. En diez minutos es tu función.