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—Te dejé el dinero sobre la encimera de la cocina. No te olvides de pagarle al stripper antes de que se vaya—dijo Felix, mientras agarraba su chaqueta de cuero del perchero y se la colocaba.

—Oye... —susurró JiSung, bajando el tono de su voz.

—¿Qué?

—¿Sabes cómo se llama él?—ladeó la cabeza, señalando al stripper, quien seguramente se encontraba detrás de él.

—No lo sé, no quiso darme su nombre cuando lo contraté. Pero está bueno el tipo ese, ¿eh?—sonrió y abrió la puerta—. No olvides despertar temprano mañana. Te estaré llamando. Adiós.

En cuanto Felix se fue, JiSung se giró y se encontró con la intensa mirada del stripper sobre él. Un estremecimiento le recorrió la espalda. Todos los invitados se habían ido y eran apenas las tres de la mañana. Ellos habían bailado tan apegados que JiSung juraba que aún podía sentir su caliente piel sobre la de él.

Le sonrió.

Tratando de no perder la compostura, JiSung pasó al lado de él y caminó hacia la cocina. Tomó los billetes que Felix había dejado sobre la encimera y cuando se volteó, chocó con la dura pared de aquél torso. Sus manos, intencionalmente se apoyaron en sus abdominales, y JiSung pudo comprobar la dureza de ellos en cuanto los tocó.

Trató de no fijarse en su cuerpo, pero simplemente se le hacía irresistible. Cuando levantó la vista, se encontró con los ojos del stripper, quien lo miraba detenidamente.

—Toma—dijo, estirando la mano con los billetes hacia él.

Él los tomó y los metió en su pantalón, justo en su entrepierna. JiSung abrió los ojos completamente y enrojeció al máximo. Algo que el stripper notó.

—¿Qué? ¿Por qué me miras así?

—Por nada.

—Oh, vamos. Admite que te mueres por mí. ¿O no es así, JiSung?                             

Han se estremeció al escuchar su nombre salir de su boca. Lo pronunciaba de una manera tan seductora que lo hacía anhelar oírlo una vez más.

—Claro que no—dijo él.

—Tu boca dice que no, pero tu cuerpo dice que sí—se acercó hacia él. Lo rodeó por la cintura, y JiSung se preguntó por qué no lo alejaba de un empujón. Pero su toque le mantenía inmóvil—. ¿Sabes? Puedo darte otro baile si quieres—deslizó el dedo por su cuello y murmuró en su oído—Y gratis.

Era una oferta tentadora. Lo pensó por unos segundos, pero no, era algo que simplemente no podía hacer.

—¿Quién te crees que eres?—dijo JiSung cruzando los brazos sobre su pecho—. Por si lo olvidas, estoy a punto de casarme.

—¿Y?

—¿Cómo que y? Serás estúpido. No soy un cualquiera. Amo a mi prometido, y no pienso colocarle los cuernos un día antes de nuestra boda—lo empujó, y aunque él era más fuerte, se dejó manejar por las manos de JiSung, quien lo dejó en la puerta principal—. Ahora vete.

—Lo que tú digas, gatito—se rió, y antes de girarse añadió—. Si cambias de opinión, llámame. Tu amigo sabe cómo comunicarme.

JiSung cerró la puerta. Se deslizó sobre ella, hasta caer sentado en el piso. Y lo que más le sorprendió, fue que empezaba a arrepentirse de haberlo rechazado.

❝El Stripper❞  ➳『•MinSung•』Donde viven las historias. Descúbrelo ahora