❝El Stripper❞ ➳『•MinSung•』

19

Cinco días después, JiSung se encontraba en el auditorio de la universidad presentando sus cuadros frente a los jurados. La exposición de pinturas era grande y había mucha más gente de la que pensó que habría. Solo esperaba ganar ese concurso, sentirse orgulloso de todo su trabajo. Suspiró y comenzó a caminar por el lugar, admirando las pinturas de otros artistas que también esperaban ganar.

De pronto, Felix se le acercó corriendo.

—¡JiSung! Joder, no me lo vas a creer. Hemos vendido la mayoría de tus pinturas y los jurados están fascinados. También hay una chica que quiere entrevistarte para una revista o algo así. Sígueme —dijo y lo jaló.

JiSung lo siguió riéndose de los nervios. Estaba feliz por todos los logros que había conseguido hasta ahora, pero estaría aún más feliz si MinHo estuviera allí con él. Suspiró una vez más y miró su reloj de muñeca. Él dijo que vendría, se lo prometió.

Lo único que quería era que llegara rápido para disfrutar de su compañía.

Cuando JiSung terminó la entrevista y se giró, vio algo que llamó su atención. Había un grupo de chicas que se encontraban en la sección de sus pinturas. Frunciendo el ceño, se acercó y entonces entendió.

Estaban mirando el retrato de MinHo. Y lo observaban de una manera que lo molestó.

—Ey, ¿tú eres JiSung? —preguntó una de las chicas a su lado. Él asintió—. Oh querido, debo felicitarte por este retrato. ¿Quién es el hombre? ¿Tu novio?

—No, es simplemente un prototipo del hombre perfecto que imaginé en mi mente —mintió.

Por alguna extraña razón, no quería revelar la verdad y arriesgarse a que estuvieran detrás de MinHo. Solo el pensamiento le desagradaba.

—Dios, está hermoso — gimió una mujer que empezó a abanicarse con la mano—. Te ofrezco cien dólares por la pintura.

—Gracias, pero no está a la venta — dijo tratando de sonar amable.

—Yo te ofrezco doscientos — dijo otra.

—Gracias, pero...

—¡Mil dólares!

JiSung jadeó. ¿Mil dólares? Nunca antes alguien le había ofrecido tanto dinero por una pintura. Y todo gracias al retrato de MinHo, que sin pensarlo demasiado, había elegido para presentarlo en la exposición. Pero no podía culpar a las mujeres por querer llevarse el retrato del mayor, era realmente hermoso.

El peliazul miró su pintura y se imaginó a MinHo desnudo y sentado en un sofá. Se sonrojó y sacudió la cabeza, tratando de concentrarse en las mujeres que tenía frente a él.

—La pintura no está a la venta — dijo firmemente.

No tenía planes de vender la pintura de MinHo. Él la había pintado, era suya. Le pertenecía.

—¿JiSung?—dijo una voz a sus espaldas que reconoció al instante.

JiSung se giró y vio a MinHo. Este le sonrió y el corazón del menor saltó de alegría. Las mujeres que estaban detrás de él jadeaban, obviamente reconociéndolo por la pintura, y de repente se acercaron al mayor. JiSung frunció el ceño al ver a MinHo rodeado de tantas mujeres y lo miró. El menor le sonrió tímidamente.

MinHo entró a su departamento riendo junto con JiSung. Cerró la puerta tras de ellos, disfrutando de la hermosa melodía de la risa del peliazul.

—Nunca me dijiste que ibas a colocar mi retrato en la exposición —dijo, sonriéndole.

—Oh, gracias a mí ahora eres famoso. Todas querían comprar tu retrato.

—¿De verdad?—preguntó con incredulidad.

—Sí—bufó—, fueron realmente insistentes. Pero ni muerto iba a vender tu pintura.

—¿Soy tuyo?—preguntó MinHo.

—El retrato—aclaró JiSung—, tu retrato me pertenece.

MinHo sabía que JiSung se había puesto celoso al verlo rodeado por todas esas mujeres en la exposición, y el simple pensamiento de que el menor lo quería solo para él llenaba su corazón de alegría. ¿Por qué? Ni él lo sabía. Lo único que tenía claro es que lo quería solo para él. Ni HyunJin, ni matrimonio, ni nada más.

Han JiSung le pertenecía a él.

JiSung se giró y comenzó a caminar por el departamento. Los ojos de MinHo lo siguieron. El peliazul sonrió al ver su cuadro de París colgado en la pared de la sala principal.

—¿Colgaste mi pintura aquí? —cuestionó JiSung con un deje de alegría en su voz.

—Sí. ¿Quedó bien, no?

JiSung se volteó y se mordió el labio al darse cuenta de que tenía a MinHo frente a él. Clavó sus ojos en los labios del mayor. Daría lo que fuera por poder besarlo una vez más.

—Felicidades por haber ganado el concurso —sonrió el pelimorado.

El menor devolvió la sonrisa. Aunque no había quedado en primer lugar y no había ganado ningún premio como segundo lugar, para él, la compañía de MinHo era el mejor premio que podían darle.

—Quiero mi premio—exigió Han.

—¿Qué premio? —preguntó MinHo confundido.

—Bésame.

MinHo sonrió y luego tomó a JiSung de la nuca, mientras con la otra mano acariciaba cariñosamente su mejilla. JiSung cerró los ojos y suspiró.

—Eres tan hermoso, Hannie —susurró Lee, inclinándose para besarlo.

JiSung entreabrió los labios y se dejó besar. Los labios de MinHo se movían lentamente sobre los suyos, provocando que se estremeciera. Enrollando sus brazos alrededor del cuello del mayor, el menor lo acercó más a él y lo besó con una pasión que hizo que el pelimorado gruñera. Mientras se besaban, MinHo bajó sus manos hasta el trasero de JiSung y lo apretó. Gimió al sentir la erección de MinHo rozar la suya y, de forma inconsciente, se frotó contra él.

MinHo rompió el beso con un gemido y dirigió sus labios hacia el cuello de JiSung, dejando tiernos besos en su piel.

—Mierda, te deseo tanto, Sung —susurró MinHo en su oído, provocando un escalofrío que recorrió la espalda de JiSung.

—Y yo a ti.

MinHo se separó un poco para mirarlo. Los labios de JiSung estaban rojos por los besos.

—Quédate conmigo esta noche — dijo con tono suplicante en su voz.

—Me encantaría, pero...

—¿Pero qué?

—Tengo que ir a casa y ordenar todas mis pinturas. Mañana tengo que levantarme temprano.

—Puedes hacerlo otro día, Hannie, ¿sí?

—Es lo que más quiero hacer ahora, créeme —suspiró—, pero debo irme.