28. Años atrás (Knox)

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A LOS QUINCE AÑOS.

Knox.

—¿Acaso vieron a esa chica de penúltimo año que parece una tabla de surf —dijo Kenia—. Tú la conoces, Knox, se llama Chiara.

El nombre de Chiara atrajo mi atención y fruncí el ceño, poniendo los ojos en blanco poco después. Durante un minuto estuve a punto de decirle a ella que cerrara la boca, y que era una estupidez lo que decía, porque Chiara no parecía una tabla de surf, pero al mismo tiempo, ¿quién era yo para defenderla a ella?

Si Chiara pudiera meterme el pie cuando iba caminando, no desaprovechaba su oportunidad.

—Ah, sí, no es mi amiga —aclaré aburrido.

Ni siquiera sabía qué diablos hacía ahí con ellos. No éramos amigos tampoco, los detestaba, pero se pegaban a mí como unas malditas garrapatas, y aunque las chicas estaban bien para pasar un rato, ya me tenían harto con sus opiniones detestables.

—¿Vieron la foto que le tomaron en clase de natación? —dijo Valery, burlona—. No sé quién la tomó, pero un chico se infiltró en el vestuario y le tomó una foto en topless sin que ella se diera cuenta. ¡Es horrible! Pobre.

Las dos se rieron, incluyendo al idiota de Richie, que era un asqueroso y tenía un nombre asqueroso también.

Las observé, y mi sangre se heló con furia. Sí, Chiara y yo nos odiábamos, no la soportaba y creía que nunca la iba a poder tolerar, sin embargo, lo que estaban haciendo era una basura.

Ninguna chica merecía eso, ni siquiera un demonio como ella.

Consideré mis opciones en silencio. Podía salir a defenderla, y no poder tener la ventaja silenciosa, y de ese modo llegar al que había tomado la foto y hacer que la borrara, o podía actuar como si estuviera de acuerdos para que me tuvieran suficiente confianza y dar con el idiota, y también poder borrarla del celular de los idiotas que tenía al frente.

—Es asqueroso, cualquier chico que la vea sin sostén va a vomitar —comentó Valery.

El que iba a vomitar iba a ser yo escuchándolas.

—Sí, son las más horribles que he visto —dijo Richie, alias escoria.

Y las únicas que había visto en su vida, porque era un virgen asqueroso. Y no me refería a su virginidad, sino a que para pensar y hablar así de una chica debía ser un imbecil, y de nuevo, entendía que solo teníamos quince años y seguíamos siendo unos críos inmaduros, pero eso no lo excusaba.

Si una chica te mandaba fotos, las guardabas, y no le decías a nadie. Porque eso es lo que se hacía.

Ahora, sí una basura le tomaba fotos a una sin consentimiento merecían que le rompieran la nariz y el celular también.

—Muéstrenmela.

La palabra se convirtió en ácido en mi boca y tragué saliva lentamente.

Kenia me dio el teléfono de Richie, en donde estaba la foto, estaba tomada desde lejos, por lo que no se podía ver mucho si no la abría, de todos modos centré mis ojos en parte de la pantalla en donde no se veía su pecho. La odiaba, pero no iba a violar su privacidad de esa manera. Mi dedo fue hacia el botón de eliminar, mientras ellos estaban distraídos diciendo dios sabía qué cosas. Le devolví el celular bloqueado y solo lo guardó en su bolsillo.

—¿Qué opinas? —me preguntó Richie. Opino que deberías morirte—. ¿Te la follarías?

Me carcajeé, de ese tipo de carcajadas para contener las ganas que tenia de cerrarle la boca con un puñetazo.

El corazón de Knox © Donde viven las historias. Descúbrelo ahora