EXTRA #1

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Baby, I'm yours (ooh)
'Til the stars fall from the sky
Baby, I'm yours
'Til the rivers all run dry
Baby, I'm yours
Until the sun no longer shines
Baby, I'm yours
Until the poets run out of rhyme
Baby, I'm yours.

Baby I'm yours, Artic Monkeys.

5 AÑOS DESPUÉS DEL FINAL (NO DEL EPÍLOGO!!!!)

Chiara.

Los nervios estaban a flor de piel mientras esperaba a que comenzara la ceremonia. El corazón latía con rapidez sobre mi caja torácica, mientras me acomodaba en el asiento. Miré hacia atrás, en donde estaba toda mi familia, y luego mis ojos chocaron con los de Knox, quien me dio un guiño y una sonrisa corta.

Le hice un gesto, con mi pecho lleno de calidez al tiempo en que como siempre desde que nuestros sentimientos amorosos se manifestaron, su presencia me reconfortó. Knox estaba ahí, y no me refería a solo ese día.

Habían días en donde me era incapaz entender la cantidad de amor que podía sentir por una persona; por Knox. Era abrumante en ocasiones, muy a menudo a decir verdad, y eso sin mencionar el hecho de que cada mañana, en la que me levantaba a su lado era una de las mejores cosas de mi vida.

Porque hacía un año habíamos comprado una casa para nosotros, con una oficina para cada uno, e incluso teníamos una mascota que habíamos rescatado. Se llamaba Neil Armstrong, que debía aclarar, fue el nombre que Knox escogió para nuestro perro.

Hoy era el día que más había esperado, mi graduación, esa meta por la que tanto me había esforzado alcanzar. Unos minutos después, los reflectores fueron proyectados sobre el escenario y los profesores y decanos se subieron, ocupando sus puestos.

La ceremonia comenzó y no pude prestarle toda mi atención, pues mi cabeza solo estaba en el deseo de tener mi título en mis manos.

—Chiara D'angelo —Mi nombre llenó la sala, pero no fue nada comparado con el ruido y silbidos de mi familia.

Mis piernas temblaban a medida que avanzaba hacia las escaleras y luego hacia el escenario. Recibí mi titulo y el reconocimiento académico, junto con una medalla especial.

Me gradué siendo la primera en mi promoción, con honores y como summa cum laude, y en ese momento, de pie, luego de haber estudiado la carrera de mis sueños, supe que todo el esfuerzo de todos los años valieron la pena. Todas las noches sin dormir, todo el cansancio y las dudas, el sudor y las lágrimas, valieron la pena, porque había cumplido uno de mis sueños.

Al ser la graduada con mejor promedio me ofrecieron dar un discurso. Al principio quise rechazarlo, porque no era lo mío ser el centro de atención, pero supe que me lo había ganado y que debía aprovechar la oportunidad.

—Buenos días —musité, acercándome al micrófono—. Primeramente, quiero felicitar a todos los graduandos. Sé que no ha sido fácil, pero luego de tantos años, por fin lo hemos logrado —Aplausos y risas—. Porque, que estemos aquí, con esta toga y el birrete, es solo una parte de demostración de lo que hemos logrado. Sé que todos seremos excelentes profesionales, porque no hay límites cuando tenemos nuestras metas claras. Y esto aplica en todo. Así que siéntanse orgullosos de ustedes mismos y no sientan miedo de gritar a los cuatros vientos sus logros y no duden de ustedes para que los demás no se sientan intimidados.

Mis dedos temblaban mientras buscaba el rostro de mi familia en la parte trasera del auditorio. Mi madre estaba llorando y mi padre la abrazaba con una mirada del orgullo más puro que existía sobre mi.

El corazón de Knox © Donde viven las historias. Descúbrelo ahora