XXI

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Angie:

No siento tanto dolor.

Gracias al Duque Yahram y a sus extraños remedios, me siento... Realmente bien.

¿Podré quedarme así siempre?

No recuerdo cuándo fue la última vez que fui así de feliz...

.. Fue cuando mi madre y mi padre aún estaban vivos...

Cuando vivíamos sin preocupaciones en nuestra aldea...

Y luego... Todo se quemó.

-Angie, no llores, pronto pasará- Dice Adán mientras sujeta mi mano.

¿Pasar?

Observo a mi alrededor.

Yahram y Thomas miran atentamente en mi dirección.

Cuando observo más, me doy cuenta de que una mujer cubierta está tomando mi brazo roto mientras dice cosas que no alcanzo a escuchar.

No siento mucho ese brazo para ser honesta.

Pero ella parece demasiado concentrada.

Para estas alturas, estoy tan relajada que realmente no me importa lo que esté pasando.

Me pierdo en mis memorias.

Regreso a esa época feliz de mi infancia, y todo parece tan real...

Siento la calidez del viento y lo fresco del río...

Es como volver ahí.

-Angie...- Esa voz... La voz de mi madre –Angie...-

Doy media vuelta.

Y veo su rostro claramente.

-Hola... Hija-

Corro rápidamente a dónde ella, y la abrazo fuertemente.

-Angie- Esa voz, es la voz de mi padre -Pequeña saltarina-

Me veo atrapada en el abrazo de mi madre y mi padre, me dejo envolver en la calidez que siento.

Los he extrañado tanto... Que no me había dado cuenta lo sola que me sentía hasta ahora.

-¿Lo lograste hija?-

Las voces de mis padres suenan al mismo tiempo.

-¿Qué?- Pregunto un poco confundida.

-No importa- Dice mamá -La cantaremos de nuevo para ti las veces que sean necesarias-

Mamá me coloca en su regazo, mientras papá me acaricia el cabello.

-Enciérralo con tu oración para siempre

Séllalo con su propia sangre para la eternidad

Al demonio maldito que no duerme

Abre el pandemónium y termina con su maldad-

Mis padres cantan al mismo tiempo.

Ese canto... Solo recordaba una parte de ese canto...

Bruja Gee:

-He terminado, su alteza, su brazo ha sido regenerado completamente- Digo mientras me inclino ante el príncipe heredero.

-¿Por qué las heridas de su espalda no han sido curadas?- Pregunta el príncipe con molestia.

Se preocupa demasiado por una tesela.

Ni siquiera es una tesela nocturna como para justificar este comportamiento.

-Lo lamento mucho su alteza, hay un límite de magia que se puede usar en humanos por año, si excedo ese límite ella podría incluso morir- Respondo tranquilamente.

El príncipe se ve un poco frustrado.

-Gracias, puedes retirarte- Dice él regresando a ver a la humana.

-Por aquí por favor- Me indica el Conde Milba.

Estoy por dirigirme a la puerta cuando algo realmente magnífico llega a mis oídos.

-...Termina con su maldad- Es la voz de la humana.

Me doy vuelta mirándola, se me ordenó estrictamente no verla, pero... Ella acaba de cantar...

-¿Pasa algo, bruja?- Pregunta el Conde Milba.

Mi corazón se acelera.

-Casi olvido decirle a su alteza algo importante- Respondo rápidamente.

El príncipe me mira, bajo la cabeza.

-Habla- Dice el príncipe un poco irritado.

–No puede beber de la sangre de la humana por al menos medio año... Su sangre es peligrosa para usted por el tipo de magia que he usado en ella- Digo tranquilamente.

-¿Qué tipo de magia?- Pregunta el príncipe.

Levanto la cabeza, me quito la capa negra, mi cabello visiblemente blanco le da la respuesta de inmediato.

-Entiendo... Retírate ya- Dice él volviendo a ponerle atención a la humana.

El Conde Milba me deja salir del castillo en completo secreto, mientras vuelvo a mi casa en el bosque, no puedo dejar de repasar en mi cabeza el rostro de esa humana.

Gracias a ese movimiento de quitarme la capa, la he podido ver claramente.

Ahora no voy a olvidarla nunca.

Debo prepararme en seguida.

La profecía está por cumplirse.

E.

El Último Príncipe Vampiro #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora