El Último Príncipe Vampiro #1

XIX

Andrew Kylroyan:

El primer golpe fue tan inesperado, en ambos sentidos.

Mi hijo destella unos ojos fuego, el bermellón está apoderado de ellos y la electricidad de su cuerpo me inmoviliza.

-¡Eres un maldito!- Dice lanzándome en contra del librero -¡Te atreviste a tocarla!- Mi hijo me lanza el reloj de un metro hecho de madera que estaba al lado de él.

Me levanto del suelo, es muy fuerte, pero aún es un niño en batalla, con mi velocidad vampira esquivo el que sería el quinto golpe, tomo a Adán de los brazos y con la cadena los enrollo inmovilizándolo, ahora mi electricidad le afecta.

-Es una ladrona- Escupo la frase con sarna -Se ha robado la caja de música de tu madre, merece algo peor- Me enfado aún más al recordar la repugnante escena que tuve que presenciar.

Mi hijo lucha por desatarse, la cadena se electrifica aún más al sentir mi electricidad y la de Adán luchar.

Al final, ambos somos de la realeza.

-Ella no se robó nada- Dice mi hijo intentando hablar –Fui yo-

Suelto a Adán, en parte confundido y en parte porque la cadena parece ya no poder resistir el poder de dos vampiros reyes.

-¿Qué?-

Adán jadea, y Agation, que se revela de su escondite, parece disfrutar de mi confusión.

-Eres tan idiota que no se te ocurrió que el envoltorio de dulce que había en la habitación pertenecía a Adán- Dice Agation comenzando a reírse.

Miro a mí hijo.

-¿Eso es verdad?- Pregunto completamente confundido.

Adán se levanta tambaleante, aún salen chispas de su cuerpo y sus ojos brillan de furia.

-Ya te lo he confesado, la caja de música, la robé yo- Se acerca al escritorio y con un fuerte golpe rompe el cajón asegurado donde guardo las cosas importantes, toma la caja -Es mía de cualquier forma-

Y sin más, sale de la habitación, Agation se ríe mientras yo me quedo confundido ¿Así de fácil es engañarme?

-Jamás creí que fueras tan imbécil- Dice Agation aun riéndose.

Agation sale del cuarto echando una sonora carcajada, doy un golpe al escritorio.

De pronto, llama mi atención un pequeño detalle... En el fondo del cajón hay un sello, un sello con símbolo extremadamente familiar para mí.

Lo acerco, si mal no recuerdo, este sello es uno de los identificadores que los iluminados utilizan para sus cartas, fue confiscado hace un par de semanas al quemar la ciudadela sur... Este sello...

Mi cuerpo tiembla al reunir algunos puntos.

No puede ser...

-¡Issac!- Grito al caer en cuenta.

El mencionado entra rápidamente al verse nombrado.

-Dígame, su majestad-

Tiemblo aun con el sello en mis manos, Anna lo trajo, no me dio tiempo de revisarlo en su momento, pero ahora...

-Necesito que investigues algo en total secreto-

Angie:

Esa sensación de mi cuerpo doliente, las pulsaciones en mi espalda.

A pesar de que está oscuro puedo ver una figura mirarme, me intento mover, pero el dolor se dispara, estoy hirviendo en fiebre.

La figura se acerca a mí y deja un trapo con nieve en mi frente, el alivio se vuelve a pulsaciones en mi cabeza, lloro, las lágrimas calientes bajan por mis mejillas casi quemándome.

La persona se acerca, no es una persona, es un vampiro, tiene el cabello rubio y un antifaz, sin embargo... Siento que le conozco.

Me muevo, no quiero que me toque.

-Shhhh- Dice mientras toma mi brazo fracturado.

La punzada supera el dolor, siento como mi sangre es succionada pero el vampiro no me está mordiendo, saca mi sangre con una aguja extraña.

-Shhhh- Dice nuevamente, me palmea la cabeza, como intentando tranquilizarme.

De pronto levanta su cabeza, la luz de la luna que entra por el balcón deja ver un poco de la piel de su rostro, tiene una piel extremadamente pálida, casi transparente...

Sale de la habitación con un frasco en dónde ha colocado mi sangre, la herida es tan pequeña que seguro pasará por desapercibida.

De pronto, la puerta es abierta dejándome ver a Adán y un grupo de sirvientas detrás de él.

Se acerca a mí.

La nieve ya se ha derretido y vuelvo a arder.

-Traigan más nieve- Dice con voz autoritaria. -Y llamen a Yahram y a Thomas, de inmediato- Grita un poco al final de su oración.

-Vas a estar bien- Susurra mientras besa mi frente húmeda de sudor.

E.