I

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Adán:

Reviso mi pequeño pincel húmedo con la masa viscosa que forma la pintura roja, rojo sangre.

Termino una delgada curva en el retrato que hago de mi madre.

Sus preciosos labios sangre.

Mi habitación está, a petición mía, en la torre Oeste, los atardeceres aquí son mi perdición.

-Su alteza, nuestro príncipe- La delgada figura de Gisel entra en mi habitación, tímida y con la cabeza gacha, una humana más -El amo Agation le espera en el vitral-

-En seguida voy- Le digo sin siquiera voltear a verla.

Retiro la paleta y el pincel, me dirijo a paso suave por las escaleras, aún con rastros de pintura en los dedos, toco la puerta que da al vitral del castillo.

-Su alteza real, el Príncipe heredero Adán Kylroyan- Anuncia uno de los sirvientes mientras me deja pasar.

Para mi sorpresa, me encuentro con mi padre también, quién a penas me ve deja ver una mueca de dolor.

Sé que no soporta verme.

-Abuelo, padre- Saludo con una reverencia.

El vitral cuenta la historia de cómo mi abuelo conquistó estas tierras, y de cómo comenzó el reinado vampiro.

-Toma asiento Adán-

Escondiendo mis manos me coloco en un sillón de terciopelo rojo, mi abuelo me extiende una copa de oro con sangre recién sacada. Mi padre sigue mirando como perdido a un punto fijo, remueve suavemente la copa entre sus manos.

-Recuérdame, ¿Cuál es tu edad?- Dice mi abuelo con calma mientras se sienta en un sillón en forma autoritaria.

-Cumpliré 100 años en invierno- Le recuerdo a mi abuelo, quien me sorprende con su pregunta, ya que él tiene buena memoria.

-Como sabes, es tradición que encuentres a tu tua cantante en el baile real que se realiza en honor a tu 100 cumpleaños, así que... Adán, estás obligado- Dice bebiendo de su propia copa.

Suelto un suspiro de fastidio. Llevan molestándome con eso desde que cumplí 60 años, no es que sea viejo, al contrario, para los humanos parezco un joven de apenas 18 años, mi padre aún funciona bien en sus cargos como rey y yo quiero vivir, viajar.

No estoy en edad de prometerme con nadie.

-Abuelo, me niego a encontrarla, aún tengo tiempo, y me gustaría aprovecharlo en...-

Mi frase se queda a la mitad pues mi padre interfiere con su grito.

-NO IMPORTA LO QUE TU QUIERAS- Mi abuelo se toma su copa con calma mientras mi padre se exalta conmigo - El reino necesita la seguridad de un futuro rey fuerte, con un heredero, sabes bien que tu madre y yo te tuvimos meses después de prometernos-

La impotencia de no poder desahogar su dolor en lágrimas lo hace apretar más la copa, doblándola un poco.

-Vas a encontrarla, y prometerte con ella, he dicho-

Y sin más, sale del vitral sin voltear a verme.

E.

El Último Príncipe Vampiro #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora