El Último Príncipe Vampiro #1

LIX 3

Parte 3/3

Al despertar, observo primero la fogata, me levanto asustada en cuanto me doy cuenta de que ya no tengo mi vestido de bodas, si no uno más corto y de color negro.

-Veo que sigues viva-

Levanto la cabeza, Gisel me observa desde el otro extremo, tiene una bolsa grande entre sus manos y está atándola con firmeza.

-¿Qué me pasó?-

No me siento segura con su presencia, al contrario, me pongo a la defensiva.

-¿Qué fue lo que Andrew te dijo? Al señor Agation le tomó un poco de tiempo darse cuenta de que ese rey ha comenzado a conspirar con los iluminados...-

Niego con la cabeza.

-No me dijo nada, en realidad-

Y no es del todo mentira.

-Bueno, espero que no le creas, él ha intentado matarte desde que te conoció ¿Por qué confiar en alguien así Angie? El Sumo Agraciado fue quien cuidó de ti, te dio incluso u bendición para casarte con el príncipe heredero...-

-No tengo idea de lo que hablas, estoy en verdad agradecida con el señor Agation-

Ella ríe, no me cree, lo sé, intentará matarme porque sabe lo que he visto, lo que he oído.

Gisel nunca fue mi amiga, siempre estuvo claro que su lealtad es hacía Agation Marlon, aunque no entiendo el porqué.

No la había visto mucho en el castillo desde su transformación, pero parece que siempre ha estado ahí, como una sombra, pendiente de todo lo que ocurre.

-Adán te está buscando, deberías verlo... Está tan enojado... Por eso te llevaré a otro lugar, no deberías decirle que he sido yo, no te creerá-

Gisel me toma entre sus brazos, solo en ese momento soy consciente que mi cuerpo está todavía semi paralizado.

-El Santo Agraciado me dio el permiso de recuperar el collar con el que intercambiamos aroma, espero no te moleste, es mejor que de ahora en adelante demuestres lo que realmente eres, después de todo, ya estás casada con el príncipe heredero, no te pasará nada-

Observo la intensa luz de luna.

-Nos volveremos a ver pronto-

Dice mientras me deja bajo un gran y enorme árbol.

-Sobrevive, Angie-

Tan rápido como lo dice se va.

Me quedo quieta un rato, hasta que escucho voces, es una chica.

-¡Ayuda!...- Grito con desesperación.

Por entre la espesura de la noche, un hombre de cabello blanco llega a mi lado, con una cara de sorpresa, a su lado, hay una chica realmente linda mirándome con incredulidad.

E.