XXXVII

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Angie:

Una mujer de cabello rojo... Pecas en la nariz... Muy hermosa.

Un hombre de cabello blanco, joven, alto, que parece haber sido tallado por los ángeles.

Una loba acaramelada demasiado alta para ser una loba normal.

Y esa mujer... Rubia cabellera, ojos azules como el mar, tan pálida... Es una vampiresa...

Toma mi rostro.

-Este es tu futuro Angie, y pagarás con dolor y sangre para algún día ver nuestros rostros-

Señala al vacío... Caigo en ese vacío.

Adán:

-¿Qué tan grave es?-

Yahram deja unas hojas de extraño olor sobre la barbilla de Angie.

-No puedo saber su estado interior hasta que despierte, la herida de su cuello está sanando bastante bien, quizá solo quede una cicatriz... Pero las quemaduras del rostro...-

Guarda silencio mientras mete sus cosas en una bolsa de piel, no voltea a verme, está pensando en cómo decirlo.

-¿Qué hay con su rostro?-

Me mira con preocupación.

Cierra el mosquitero de la cama después de observarla un poco.

-Discúlpeme su alteza, pero Angie sigue siendo humana, no se regenera como nosotros, y su regeneración no tiene el mismo efecto, espero que hayas guardado el recuerdo de su rostro, porque de ahora en adelante tendrá cicatrices horrendas-

Hace una reverencia, Yahram se toca el pecho y se va pesadamente del cuarto.

Observo el mosquitero cerrado de la alcoba.

Mi Angie, mi alma...

E.

El Último Príncipe Vampiro #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora