Adán:
-Ella me ha rechazado- Mi abuelo palmea mi espalda.
-Era de esperarse- Levanta la mirada -Es una humana, ustedes son la primera pareja de especies diferentes- Dice en forma calmada.
Lo pienso por un instante, eso es cierto ¿Por qué? ¿Quién escoge a nuestras tuas cantantes?
-Abuelo... Me has contado, sobre todo, pero nunca me dijiste quién escoge a nuestras tuas cantantes- Digo mientras levanto la cabeza.
Mi abuelo se levanta de su asiento con una sonrisa.
-En su momento lo sabrás, ahora... ¿Por qué no vas con Angie e intentas caerle bien?- Me revuelve el cabello antes de que se retire a leer su libro.
Salgo de la biblioteca a mi habitación, esa duda me carcome, se supone que nosotros no tenemos alma por lo que no podemos ser emparejados por un ser que sí la tiene ¿Cómo es que estoy unido a Angie entonces?
Al llegar a la puerta noto que hay un solo guardia, hace una reverencia.
-Príncipe, el rey Andrew ha salido con la humana- Dicho eso, se va.
¿Mi padre se ha llevado a Angie?
No espero a razonar más, salgo corriendo a mi velocidad vampira intentando reconocer el olor de mi padre o el olor de Angie.
Busco en todo el castillo en cuestión de segundos, pero nada, así que me desplazo a los jardines y al enorme bosque de caza que protege la parte sur del castillo, no pudieron entrar a la parte norte, ese bosque es de los cazadores.
Pronto capto su delicioso aroma a sangre, voy guiado: Angie está acorralada por mi padre quien intenta clavarle los colmillos.
-NOOO- Grito al empujar con fuerza a mi padre que sale despedido, logra detener el impacto antes de que sea algo grave, sus ojos rojos, sus dientes largos, está molesto.
Y yo también.
Angie está ofuscada detrás mío, un instinto primitivo y febril invade mi cuerpo, tomo a Angie y grito lo suficiente para que todos en un radio de 8 kilómetros me escuchen.
-MÍA, MI HUMANA-
Corro con ella entre mis brazos, se esconde en mi pecho, siento el rápido latir de su corazón y su sangre se me vuelve más irresistible. Al llegar al castillo dejo a Angie en la cama mientras camino de un lado a otro, estoy perdiendo el control.
-Adán...- La asustada voz de Angie me desestabiliza.
Ella sabe lo que me pasa puesto que toma la paleta que ocupo para remover la pintura y se corta un poco la muñeca.
Su mano se tiñe de un rojo sangre tan atrayente, pierdo el control por completo y tomo la mano de Angie, lamo las gotas de sangre, los colmillos me duelen, quiero morderla, pero mi veneno la infectaría.
No puedo maldecirla de esta forma.
Me limito a probar así su sangre, sabe malditamente bien.
Cuando me encuentro satisfecho, noto la cara de cansancio de Angie, me acomodo con ella en la cama.
-Mi humana- Digo mientras beso su frente.
-¿Por qué un vampiro?- Dice ella algo soñolienta.
El sueño en el que ambos caímos se ve interrumpido a mitad de la noche.
Angie está ardiendo en fiebre.
De inmediato le pido a un guerrero que valla por Yahram para que me ayude.
Coloco a Angie boca abajo y le quito la ropa para ver las heridas.
Se ven bastante rojas.
-Ya estoy aquí, ¿Qué pasa?- Dice Yahram mirando la escena en mi cuarto –WOW, has limpiado este desastre, eso sí que es raro-
-Basta de bromas- Lo reprendo -Está ardiendo en fiebre... Yo... No sé que pasa con ella-
Yahram se acerca alejándome de ella.
-Seguramente se ha infectado, te dije que la dejaras reposar- Me reprende Yahram mientras limpia las heridas de Angie con tela de algodón -Los humanos son realmente frágiles Adán, debes darle tiempo-
Tiempo, tiempo.
De eso tengo mucho, pero mi humana no.
-¿En cuánto tiempo estará bien completamente?- Pregunto revolviéndome el cabello en frustración.
-No mucho si la cuidas bien- Responde Yahram aplicando otra capa de plantas medicinales en la espalda de Angie.
La observo detenidamente...
...Tengo que ser más amable con ella de ahora en adelante.
E.
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El Último Príncipe Vampiro #1
Fiksi UmumSi te gusta soñar, pasa y entra... Adán Kylroyan es el sucesor al trono vampiro que está dirigido por su padre, Andrew Kylroyan. La historia se desarrolla en el siglo XV cuando los vampiros tienen el control total sobre el mundo, los humanos, al se...