LVII

1.7K 203 5
                                    

Andrew Kylroyan:

Antes de poder cruzar el río, nos topamos con un paisaje horrible.

El agua esta roja, roja de sangre.

-Rey, será mejor que evitemos cruzar el bosque, los cazadores están alerta, el aullido de sus lobos se escucha cerca-

Advierte Anna.

-Crucemos-

No tenemos más opción que cruzar por el bosque, las bolas de fuego solamente están cayendo en la ciudad, si vamos por ahí, sin duda seremos alcanzados y carbonizados.

Los caballos se muestran nerviosos cuando el camino sigue hacía el frente, pasamos con calma por el río de sangre que antes era claro y precioso.

Todo lo que era bello, todo lo que era bueno... Destruido por nosotros.

No puedo creer lo que veo, la ciudad arde en llamas, a pesar de la espesa noche, las llamas arden con tal intensidad que el tono naranja logra asemejar al amanecer de un nuevo día, gritos de vampiros, desde los que son recién trasnformados, hasta los ancianos y débiles.

Se queman.

Son reducidos a nada, los veo correr en todas direcciones con llamas que, en lugar de quemarles la pálida piel, les hace enloquecer de dolor hasta la muerte.

-Anna- La mujer se acerca a mí horrorizada por el escenario -Ayuden a apagar las llamas, traigan agua y pongan a los humanos a salvo, no quiero que salven a ningún vampiro que haya sido tocado por el fuego-

Anna se queda perpleja, antes hubiera puesto por encima de todo a mi especie, pero ahora... Ahora ellos no me importan.

-Mi señor, el agua se volvió sangre, no hay como ayudarlos-

-Claro que sí Anna- Doy media vuelta en mi caballo -Escuchen- Me dirijo a los soldados que me acompañan -Su deber es salvar a los humanos, curarlos lo mejor que se pueda y liberarlos en el bosque, tantos como puedan rescatar-

Todos me miran como si me hubiera vuelto loco... Tal vez.

Antes, en una época lejana, hubiera defendido a mi especie antes que otras. Pero justo ahora, importan lo que importa más que nada son esos a los que debí haber liberado hace mucho tiempo.

Ahora no puedo hacerlo... No puedo liberarlos ahora que ya es tarde, si lo hago... Ese demonio los arruinará.

Debo protegerlos...Hasta que ese demonio deje este mundo, y su influencia se pierda.

El ejército que me sigue acata indicaciones, suben por la ciudad en llamas a salvar vidas.

Bruja Gee:

-En verdad está pasando...-

Solo puedo ver completamente sorprendida al cielo.

Las visiones que tuve hace siglos no son nada comparadas con vivirlo, con verlo en toda su forma ahora.

Comienzo a llorar de felicidad.

En verdad se acabará, por fin habrá libertad.

La luna resplandeciente brilla con intensidad, no es opacada por la cantidad de fuego y humo que hay en la capital vampira.

Mi felicidad se detiene al mirar el brillo de la luna.

No es su perfecto y siempre eterno brillo blanco...

Es una luz un poco más... Naranja.

Al inicio se lo atribuyo al color anaranjado que el gran incendio en la capital vampira está provocando, pero después de mirar a la luna más detenidamente me doy cuenta de la realidad.

Es la propia Luna que cambia lentamente su color a un tono naranja...

Lo que solo puede significar... Que Angie... Y la profecía... Corren peligro.

E.

El Último Príncipe Vampiro #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora