Capítulo 28: Confesiones

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A este punto ya me encontraba recuperada de aquella herida, por lo que, regrese nuevamente a la escuela. Entre a mi salón y al verle a la distancia a aquel rubio conversar con su amigo, recordé nuevamente aquel primer espectáculo donde le vi realizar su debut como artista, fue una presentación fascinante.

— Buenos días —mencione mientras me acercaba a ambos.

Seito correspondió el saludo con gentileza como solía hacer, pero por su parte, Hanabishi desvió un poco la mirada y únicamente saludo con un movimiento de cabeza, eso era inusual en él.

Las clases transcurrían con tranquilidad, y como siempre garabateaba en mi libreta sin prestar atención a la clase, pero de un momento a otro me interrumpió una hoja doblada que llego a mi pupitre, siendo proporcionado por el chico rubio frente a mi. Sin llamar la atención lo desdoble para encontrarme con un mensaje que decía:

"Quédate después de clases, vamos al salón de música, hay algo que debo decirte".

En ese momento no capte el mensaje, pero no me negué, le di una respuesta con un papel distinto y guarde su nota en uno de mis bolsillos.

La hora del descanso llego, me encontré con mis amigas en la cafetería como de costumbre, ambas me recibieron con dicha, pero había algo en el comportamiento de Marifa que era diferente.

— Es la primera vez que nos reunimos para hablar de un tema que no sea Onomadek —expresó la morena con alivio.

— Tienes razón —le seguí con una sonrisa.

El simple hecho de pasar tiempo de calidad con mis amigas era mas que suficiente, no necesitábamos de externos para poder conversar amenamente. El menú de hoy fue curry, y tenía un sabor tan bueno que quería servirme otro plato, pero la morena no me dejo, y se excuso diciendo: "subirás de peso". No me importo y aun así me serví mas, y mi excusa fue: "estoy en recuperación, debo comer bien". Ambas nos reímos, pero seguía notando un comportamiento extraño en la albina.

— Oye Marifa, estas muy sería hoy, ¿te sucede algo? —le pregunté con preocupación, ella no solía ser así.

Su amiga le dio un pequeño golpe en el brazo, se miraron y la morena le dirigió una mirada que solo Marifa pudo interpretar.

— No es nada, no te preocupes —sonrió como de costumbre.

Nora negó con la cabeza, parecía decepcionada. No quise indagar al respecto, pues quizás era tema exclusivamente de ellas.

Las horas pasaron y las clases terminaron. Hanabishi me dijo que esperáramos un poco y cuando la mayoría de los estudiantes se marcho, se levanto de su asiento y me pidió que le siguiera. Así llegamos al salón de música en donde resaltaba la ausencia de una batería que fue destruida.

— Me sorprendió que quisieras quedarte después de clases, ¿hoy no tienes ensayo?.

— Si tengo, así que seré breve —expreso con seriedad.

Ladeé la cabeza, no entendía bien que ocurría pero de lo que si estaba consiente era de su notable nerviosismo el cual con trabajo le permitía siquiera mirarme a los ojos.

— Te escucho —le dije.

Hanabishi se acerco a mi poco a poco, a tan solo un paso de distancia, nuestra cercanía era mucha, empezaba a sentirme afectado por su tensión. Juntando muchas fuerzas me miro finalmente a los ojos, sentí como sus manos y las mías se encontraban hasta que se abrazaron y nuestros dedos se entrelazaron. Fue entonces cuando hablo.

— Ya lo había dicho antes, pero no me entendiste, no fui muy claro aquella vez.

— ¿A que te refieres?.

Lentamente me perdía en su mirada y él en la mía, tenía la sensación que acortaría la distancia entre nosotros, sin embargo, eso no sucedió. Tomo aire y continuo hablando.

— Lo que quiero decir es que —hizo una breve pausa dejándome en suspenso, apretó con mas fuerza mis manos y finalmente respondió— me gustas, tu me gustas mucho.

Me quede estática unos instantes, congelada en aquellas palabras. Hanabishi estaba declarándome sus sentimientos, el sonrojo en sus mejillas y el brillo en su mirada no sería algo que podría olvidar fácilmente.

Me tomo completamente por sorpresa, no espere que me confesara lo que sentía por mi, siempre pensé que pensaba en mi como una amiga cercana o incluso una mejor amiga, pero mas equivocada no podía estar. 

Quería hablar pero no sabía como responder, quizás quisiera corresponder. pero quizás no tenga una respuesta clara, no en este momento. Él me miraba con tanta ilusión. Apenas habían pasado unos segundos, pero sentía que había sido una eternidad.

— Yo —mi voz tembló.

Pero sin embargo, me soltó de las manos, dio media vuelta y corrió sin querer escuchar mi respuesta.

Igualmente demore un poco en reaccionar.

— Espera —le grite. 

Quise correr detrás de él, algo en mi no quería dejar la situación así, pero tampoco tenía una respuesta clara ni para mi misma. Grite varias veces su nombre esperando que se detuviera pero él simplemente pretendía que no me escuchaba y seguía corriendo hasta que se retiro en su totalidad de la escuela.

Para cuando llegué a la entrada ya le había perdido el rastro, era tan rápido que no pude alcanzarlo. Me detuve para recuperar el aliento, no sabía que mas podía hacer, ¿debería perseguirlo hasta su casa o el teatro?.

— T/N —me llamo una voz conocida. Volteé hacía aquella dirección y me encontré con Marifa quien me mirada inquieta— ¿te sientes mal? —me preguntó al verme en ese estado.

— No, solo estaba corriendo y me canse.

Seguí unos instantes mas tratando de regular mi respiración hasta que finalmente me encontraba mejor.

— Quería hablar contigo —desvió la mirada.

— ¿De que se trata?.

— Es un poco complicado pero también es algo muy importante —No hacía falta que lo dijera, por su expresión podía percatarme que era algo realmente importante, y a mi cabeza llego inmediatamente la idea de que se relacionaba con la peli-rosa— ¿podemos hablar en otro lugar?.

No tarde en acceder, si era algo tan importante, el tema con Hanabishi tendría que esperar.

Así fue como ambas caminamos en completo silencio hasta el parque mas cercano en el cual nos sentamos en la primera banca que encontramos, una al lado de la otra y fue el momento en el que pregunté:

— ¿Qué es eso tan importante que me tienes que decir?, no me digas que Onomadek volvió a hacer de las suyas —la albina negó con la cabeza sin pronunciar palabra alguna. Eso me preocupo aun mas— entonces, ¿qué es lo que pasa? —suavice mi tono de voz.

La chica que hasta ahora permanecía mirando al suelo, soltó un suspiro de cansancio, se levanto y dio unos pasos hasta estar frente a mi, me reincorpore para mirarle atenta y lentamente alzo la vista hasta encontrarse con la mía. En un instante sus manos se posaron delicadamente en mis hombros y para cuando pude darme cuenta nuestros labios ya se habían conocido. Sentí el cálido y suave tacto de sus labios con los míos, sus manos temblar y su aroma inundar el ambiente. 

No alcance a reaccionar pues ella ya se había separado, me quede igual de impactada que con la confesión del rubio y sentí mis mejillas arder. Ella se veía roja cual tómate. No pude pronunciar una sola palabra. Me miraba fijamente y apenas pudo decir:

— Tu me gustas, desde hace mucho tiempo, pero no sabía como decírtelo —declaro con total sinceridad.

Me soltó, dio media vuelta y también se marcho sin querer esperar una respuesta.

Quede completamente congelada como una estatua, sentada en aquella banca de aquel parque, tratando de asimilar todo lo que había sucedido. Fueron tantas emociones y sentimientos encontrados en un solo día que no supe canalizarlos correctamente.

Lleve una mano a mi pecho y cubrí mi boca con la otra. Sentía que el corazón se saldría de mi pecho.



Napolitano, Sabores de Amor ||PopeextuxMarifa||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora