Sí, Oppa [Resubiendo]

capítulo veintitrés

—¿Y si la llevamos con la doctora Shin?

Sugirió Hoseok.

—Entonces la doctora sabrá lo que pasó y es su deber notificar a la policía —repuso Taehyung—. Ella no está bien y si intentamos ayudarla por nuestra cuenta vamos a empeorar las cosas.

—Estoy cansado de hablar de esto. ¿Si vamos a hacer algo por ella o no?

—Si estás cansado bien puedes irte, Yoongi.

—Hoseok, ya cálmate.

Dijo Jin.

—Mañana es la reunión en el colegio —informó Namjoon—. Creo que es mejor posponerla.

—No, es mejor que vayas lo antes posible, así tendremos un asunto menos por resolver.

—Vale, Jimin. ¿Puedes ir a avisarle? Dudo que quiera verme.

Jimin abandonó el comedor y subió a la habitación de MiRan. Tocó tres veces, ella no respondió.

—Voy a entrar —avisó—. Namjoon me pidió que te dijera que mañana, que, es decir, que tú. Que él, que irán. O sea, que van a ir. Pues, mañana. Esto.

Escuchó la risita de la nena y sus delgados hombros subir y bajar aunque estaba acostada de espaldas a él. Respiró y en su mente repitió varias veces lo que tenía que decir.

—Mañana irán a la reunión en tú colegio, ¿sabes? Hablarán con el chico que te golpeó y sus padres para saber qué pasó realmente y castigarlo.

Ella acercó las rodillas a su pecho y se hizo un ovillo. Jimin tomó asiento en la cama y acarició su espalda para transmitirle confianza.

—No te va a pasar nada, ahí estará Namjoon y también el director.

—Sí voy... —Susurró y ladeó el rostro para ver de reojo a Jimin. —¿Me llevarías por un helado?

—Los que quieras. Le diremos a Kookie y a Tae que nos acompañen.

—Sí quiero ir entonces.

—Gracias, bebita.

Dejó un beso en la frente de la niña y le arropó con el edredón. Reprimió el deseo de observarla descansar, daría lo que fuera para que siempre estuviera así de serena.

Namjoon subió una hora después, echó un vistazo a la habitación con la luz apagada. «Yo siempre la llevo a dormir», dijo para sí. Siguió hasta su habitación y permaneció en duermevela por unas cuantas horas más, hasta que a las cuatro de la madrugada, se decidió por esperar a que amaneciera leyendo un poco. Los números rojos de su reloj cambiaron de posición, eran las seis de la mañana y tenía que despertarla para asistir a la fatídica cita.

—No quiero ir, Nam.

Se quejó la niña.

—Por favor, MiRan, vamos. Solo será un momento.

—¿Después me dejarás salir con TaeTae y JK? Jimin nos llevará por helado...

—Sí, puedes ir con ellos. Ahora, por favor ponte el uniforme.

Ella asintió y corrió a darse un baño, luego bajó las escaleras. En el comedor estaba el desayuno servido y solo Jin permanecía en la mesa.

—Come.

Uno, dos, tres bocados. Terminó de comer, bajó Namjoon y arqueó una ceja al ver su plato vacío.

—Me alegra que tú apetito haya vuelto, bebé.

—¿Ya nos vamos?

Preguntó con voz cantarina.

—Sí. Nos vemos luego, Seok.