capítulo nueve

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Hoseok

—Vete.

Demandé sin mirarlo. Escurrí las lágrimas estancadas en mis comisuras y cubrí a MiRan con la única sábana en la cama.

—No te pongas pesado, Hos...

Gruñó. Pasó un brazo detrás de su cabeza y se acomodó sobre él, empujando un poco a la niña para explayarse.

—¡Lárgate! ¿Qué no entiendes?

Me levanté de un golpe y lo saqué de la cama, recuperó el equilibrio rápidamente y adoptó una postura vacilante.

—¿No te preocupa despertarla con tus gritos? Ya veo de dónde la mocosa aprendió a ser tan ruidosa.

Le atiné un puñetazo en la mandíbula que le hizo dar un traspié. ¿Cómo llegamos hasta este punto?

—¡Ni se te ocurra hablar de ella así, animal!

—¿Qué demonios te pasa?

Reclamó limpiando los hilos de sangre que salían de su labio.

—¿Te crees mejor que nosotros, Hoseok?

Avanzó hacia mí de forma amenazadora.

—Tú eres más perverso porque camuflas tus verdaderas intenciones detrás de esa fachada de hermano protector y abnegado.

Salió de la habitación dejándome aturdido al azotar la puerta. Observé a MiRan, estaba acostada directamente sobre el colchón, las sábanas habían acabado en el piso con todo el alboroto. Al hincarme para recogerlas y lavarlas de una vez, me topé con el condón usado de Yoongi —ni cuenta me di que se lo puso—, ahogando mis arcadas lo tomé preguntándome qué hacer con eso. Dejarlo como sorpresa en la papelera del cuarto de la niña no es una opción. Al inodoro será.

—MiRan, despierta, cielo.

—Hmmm, quiero dormir.

Se removió buscando esconderse y yo la tomé por el tobillo para fastidiarla. No fue buena idea, seguía desnuda y resultó incómodo para ambos.

—Tienes que darte una ducha y yo traje ropa de cama nueva así que anda para acomodar este desastre.

A regañadientes se arrastró hasta el cuarto de baño. Concentré toda mi atención en dejar la habitación como si nada hubiese pasado. Veinte minutos después salió envuelta en una toalla, le tendí la ropa y salí para que pudiera cambiarse. Aunque a estas alturas no es mucho lo que puede cuidar de mis ojos.

Eran las seis treinta, Namjoon volvería en cualquier momento. En ese momento empazaban a bombardearme las dudas. Era tarde para cuestionarme. Ya era malo al principio, lo que Jin le hizo y todo eso. Ahora resulta que vi cuando Yoongi le quitó la virginidad. Pensaba en la reacción de Nam cuando supiera y justo apareció. Escuché el tintineo de las llaves y el clic de la cerradura al ceder.

—¡Hermano!

Saludó efusivamente y me abrazó.

Yo esquivé su abrazo de inmediato con ganas de irme. ¿Era lógico que me sientiera más apenado con Namjoon que con ella? No merezco la confianza de ninguno de los dos.

—Hola, Namjoon.

Musité huyendo de la mirada insistente de mi hermano.

—¿Ocurre algo? ¿Todo en orden con MiRan?

—No te alarmes, todo está bien.

Afirmé no muy confiado.

—Yo, debo irme, Nam.

Sí, Oppa [Resubiendo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora