capítulo veinte

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—¿Qué endemoniado ruido es ese?
                          
Me sequé las manos con una toalla y tomé el teléfono que no dejaba de timbrar.
                             
—¿Señor Kim Namjoon?

Dijo una voz femenina.
                         
Qué cansado me trae el "señor".                             
—Kim Namjoon, ¿en qué puedo servirle?
                       
—Le hablamos desde el Colegio Choi. El director le ha citado junto a su representado para esclarecer los hechos del pasado jueves. También estará presente la familia Kang para determinar una versión objetiva.
                             
—Comprendo que es urgente la reunión, pero es muy pronto para exponer a MiRan a una confrontación. También está el hecho de su estado físico comprometido, hoy iremos a evaluación con el pediatra.
                             
No quisiera llevarla con el pediatra sino a medicina forense para formalizar la denuncia contra ese abusador.
                         
—Debe mostrar evidencia de la evaluación física y psicológica, nos servirá al defender los intereses de ambas partes.
                         
Sonaba tan fría e impersonal esa mujer. No estábamos hablando de un trámite legal sino de una niña abusada.
                             
—Disculpe, tengo que colgar. Me pondré en contacto después.
                             
¡Inaudito! La única forma que tenía de mantenerme cuerdo era no preocupándome por cosas que no puedo controlar, como lo inhumanos que eran esas personas.
                           
MiRan tomó asiento en la mesa y le serví el desayuno. Su rostro estaba más inflamado y dolía solo de verla. Dejó los hotcakes enteros en el plato para cuando yo terminé de comer.
                           
—Al menos bebe el batido; quizá quieras comer algo más tarde.
                             
Le abroché el suéter y salimos en dirección a la clínica de nuevo.
                             
La doctora Shin hizo más y más preguntas que no alcancé a descifrar. Pasamos a la otra mitad del consultorio donde examinó las heridas de la niña, luego otra serie de preguntas que asumí completarían el análisis. Y venía la peor parte.
                             
—Señor Kim, lamento mucho lo que pasó. Jamás pensé que se verían en esta situación cuando le recomendé incluirla en un plan de educación básica.
                             
Mi rostro se contrajo en un débil intento de detener las lágrimas. Era su culpa. Era mí culpa.
                             
—¿Qué podemos hacer ahora?
                             
—Retirarla fue una buena idea. Sugiero mantenerla en un espacio seguro, quizá hasta volver a la casa con sus demás hermanos. Necesita recuperar la confianza en su entorno.

Hizo una pausa para quitarse los anteojos así sus ojos se veían más pequeños y severos, y continuó:

—Ya dije esto antes, para cualquier mujer, esta situación sería definitoria en el resto de su vida. No podemos permitir que MiRan vea el mundo a través de esta experiencia traumática. Hay que hacer hasta lo imposible por consolarla y darle fortaleza para enfrentar esto.
                             
—Había dicho que mantenerla en una burbuja era perjudicial para su progreso y ahora lo está sugiriendo.

—Quizá mantenerla en esa burbuja la volvió más indefensa al exterior, pero la mantuvo segura y felíz, señor Kim. Me duele mucho lo que le pasó y no me perdonaría que saliera lastimada nuevamente. Ya no más riesgos.
                             
—Ya no más riesgos.

Repetí en un susurro mientras ordenaba la información.
                         
Las siguientes seis semanas fueron difíciles, pero gracias al cielo no tuve que hacerlo solo. El departamento pareció reducirse a cuatro veces menos de su tamaño normal. Aún no consideraba que estuviera lista para volver a la casa así que tenía a los chicos yendo y viniendo, gritando, saltando y jugando con ella; quien poco a poco se veía más animada. No recuerdo la última vez en que los ví tan unidos, felices... Y ruidosos. Recién me tomaba un respiro y ahí iban otros: "¡Dame el control remoto!; ¡Ese es mi lugar!; ¡Taehyung deja a JungKook en paz!"

Sí, Oppa [Resubiendo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora