🔸Capítulo 12🔸

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EL PRETENDIENTE

La primer semana estudiando mientras recibía a los pacientes aristócratas de la ciudad, fue la más difícil de todas.
No solo por el cambio de actividades, sino por la critica constante, el vitoreo sobre mis actividades anti-aristocrática.

Mi padre no es un heredero mucho menos nosotros, solo somos malditamente ricos, pero parece que eso no es suficiente para que los grandes aristócratas y miembros de la sociedad Londinense dejen de mirarme con desdén por ser diferente. Por querer cosas diferentes. Que importa si esos anhelos míos son geniales.

Afortunadamente, mi Tio es un visconde, sólo hizo falta uno de sus comentarios para que la multitud desistiera de hablar mal de mí, eso no hizo que dejaran de mirarme con desprecio. Y yo los Mirro de la misma manera.

Estoy sentada, leyendo uno de los libros de medicina preventiva avanzada. Cuando la puerta principal se abre de golpe y no necesito levantar la cabeza para saber de quién se trata. Es la segunda vez que viene en esta semana. El sonido de sus tacones restregando en las baldosas es igual de insoportable que escuchar su voz chillante y ver su estúpido rostro y apretado peinado.

—El doctor está ocupado? — Pregunta muy perra.
—lo está —respondo sin levantar la vista de mi libro.
—esto es uno de tus turcos para seducir a Erick? Niñita. No pudiste poner tu vista en alguien más? Acaso eres igual que tu madre, fingiendo una dulce modestia, cuando en el fondo sólo son unas.... — No sé cómo tuve tanto autocontrol para escuchar más de una palabra salir de su boca.

—ni se te ocurra terminar esa frase, yo soy todo menos tímida, no te tengo miedo ni a ti ni a nadie —rodeo el escritorio que me separa de demostrarle en este mismo instante que se metió la mujer equivocada. Y de arrancar su cabello rubio de la cabeza. 

—auxilio. Erick. Ayuda. — grita llevándose una mano a la boca y con un miedo Falso en sus ojos. M estaba por llegar a ella cuando la puerta del consultorio se abre.

—qué está pasando aquí? — pregunta Erick caminando hasta nosotras, y poniendo sus puños a cada lado de su cadera.

—Eric, qué bueno que estás aquí tu... empleada — dice empleada con todo el desprecio que se puede permitir sin dar a relucir la mierda de persona que es. — intento agredirme, yo no estuviera aquí si no me sintiera tan mal. sé que no le agrado a ella, pero ese no debe ser motivo para que yo sea privada de verte.

"Dios" pongo los ojos en blanco, esto es lo más ridículo, tonto y asqueroso que he escuchado en toda mi vida.

—Estás mintiendo, hablaste de mi madre y hablaste de mí. — le grito en la cara. y levanto una mano con la amenaza de llegar a su cara.

—basta.

—es una salvaje, gracias a Dios que saliste a tiempo, si no. No quiero imaginar lo que me hubiera hecho, después de todo no es una verdadera señorita en sociedad, no sigue las reglas, ni siquiera viste adecuadamente, — No sé cómo puede llorar y seguir insultándome al mismo tiempo y creer que puede salirse con la suya.

Mi cuerpo se mueve en reacción y quiere llegar a ella, pero el brazo de Erick se interpone al nivel de mi estómago, casi rozando mi pecho.

—basta las dos. Esto es suficiente. Seamos profesionales. —Esto lo dice mirando en mi dirección. —ahora, señora Cowper acompáñame a mi consultorio. Estaré encantado de revisar su malestar.

Intento mantener la boca cerrada, pero realmente me es imposible. Quisiera decir tanto hacer tanto, pero me recuerdo que la razón por la que estoy aquí no tiene nada que ver con ella ni con Eric tiene que ver conmigo y con la promesa que me hice a mí misma de ayudar a los que más lo necesitan.

La propuesta de un... ¿Caballero? | LEGADO #1 ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora