A través del Tiempo

Capítulo 15

País del Fuego, Konoha.
Agencia de Turismo.

⏰ 03:50 PM.

– ¿Y  esas caras? –preguntó la única que, al ignorar la situación, no temía hablar.

–Na… nada Mirai, vamos afuera que tengo que hablar contigo.

–Hinata no soy una niña, repito ¿Qué está pasando aquí? 

–Mirai –le dice su madre con voz de reproche pero  sin despegar la vista de Asuma– Después hablaremos, déjame un segundo a solas con este señor… por favor. 

La chica dio un resoplo sonoro y salió de allí enojada pasándole por al lado a Hinata quien luego se fue detrás de ella.

–Kurenai…

– ¿Tú qué haces aquí? –estaba solprendida pero a la vez no pudo evitar sonar cortante.

Eran ya casi quince años sin verlo.

Sin verlo físicamente pero sabía mucho de él quien se convirtió en un exitoso director de cine robándose todos los titulares, salía en revistas y contaba con una saga de tres películas muy vendidas llamadas “El camino Ninja” primera, segunda y tercera parte, pero, no obstante a eso había visto en las noticias que había estado casado con una tal Anko Mitarashi, actriz y muy guapa.

–Estoy de visita en Konoha… ya era hora de venir –sonríe forzoso pero el ambiente sigue igual de tenso.

Por primera vez dejaron de mirarse a los ojos y se observaron de arriba abajo el uno al otro.

Asuma se veía guapo, había envejecido comparando la última vez que lo vio en persona pero era un hombre guapo, no vestía formal, eso nunca fue lo zullo, más bien estaba casual.

En cambio Kurenai era una mujer de impactante belleza y fuerte actitud, él la recordaba siempre vestida de una manera sexy y maquillada pero ahora se encontraba más descuidada y a diferencia de él no era por los años sino porque al parecer no se trataba adecuadamente.

Kurenai traía una coleta alta despeinada, sus labios estaban rojizos pero eso siempre fue natural y a diferencia de cómo la recordaba no traía maquillaje en sus ojos y vestía una ropa color crema igual a la de una de las chicas que lo había traído.

–Me acuerdo que cuando me fui de Konoha este lugar era un puesto de comida rápida, las cosas han cambiado mucho.

–No es para menos Asuma, fueron catorce largos años –intentó con todas sus fuerzas sonar igual de relajada que él pero no pudo evitar reprocharlo y él se dio cuenta.

Quedaron en silencio nuevamente pero no por mucho.

–Así que… ¿Tienes una hija? –él también tenía motivos para enojarse.

–Sí la tengo, ya la viste, se llama Mirai Yuuhi –acentúo su apellido.

Él quedó perplejo ¿Porqué la chica no tenía el apellido del padre? A menos que el padre…

–Mi amor –se escuchó una tercera voz en la habitación inconfundible y espeluznante. 

–Orochimaru…  –susurró al ver de quien se trataba.

Detrás de Asuma, en la puerta, aparecieron Matsuri y Kiba que al parecer ya habían entregado el informe.

En cambio Orochimaru entró y se acercó a su mujer.

–Asuma, tanto tiempo sin verte qué bueno que hayas regresado –sonríe cínicamente.

El nombrado se encontraba tan asombrado que no hizo ni el intento de devolverle la sonrisa falsa y gira su mirada a Kurenai.