[Capítulo 30]

62 6 18
                                    

País del Fuego, Konoha:
Casa Nara 2

11:00 AM

–De hecho si sucedió algo Tsunade… ¿Porqué?

– ¿Porqué qué, Gaara?

– ¿Por qué nos dejó en adopción hace veintitrés años, señora?

Todo a Tsunade se le tornó negro, miles de recuerdos invadieron su cabeza y lo que creía haber olvidado volvió como un rayo de esperanza.

«Gaara… Kankuro»

Dios no puede ser... ellos son los hijos de Karura.

– ¿Estás bien? –la voz de Gaara la trae devuelta a la realidad y sus ojos se humedecen.

–Gaara… Kankuro… son ustedes –solloza– Son ustedes y están a salvo.

Los dos hermanos se miran interrogantes.

– ¿Quiere decir que afirma que fue usted quien nos llevó al orfanato? –indaga Kankuro.  
                                              
–Claro que fui yo –las lágrimas caen como si fueran cascadas– Ustedes eran unos pequeñitos, sobre todo Gaara… yo los cuidé hasta que crecieron un poco.

–Luego nos entregó al orfanato –ella asiente.

–No tenía los recursos para mantenerlos.

–Señora nosotros investigamos sobre nuestro pasado y llegamos a usted pero no tenemos más respuestas –dice Kankuro– ¿Nos dirá todo lo que sabe?

El cerebro de la rubia estaba trabajando a mil por segundo. Se encontraba estresada y Gaara que ya la conocía se dio cuenta que si la seguían presionando podía caer en otra crisis nerviosa.

–Kankuro no la presiones –se dirige a la Senju– Tsunade tranquila, inhala y exhala, sólo queremos respuestas no te vamos a pedir más de lo que nos puedas decir.

–Pero…

–Cállate Kankuro, su salud es más importante –mira directamente a los de la mujer– ¿Porqué si sabes nuestros nombres actúas como si acabaras de descubrir que fuimos nosotros a los niños que dejaste en el orfanato?  La verdad nuestro nombre no es común.

Respira profundamente antes de responder.

–Pasé por varios hechos traumáticos en mi vida chicos, la muerte de mi hermano menor, del amor de mi vida y de su madre…

– ¿Nuestra madre está muerta? –pregunta el castaño.

–Murió en el parto de Gaara, lo siento mucho –solloza en silencio, los hermanos también se entristecen– Y esos sucesos me dejaron un poco trastornada, fui  a psicólogos y psiquíatras que me ayudaron a superar el dolor pero mi cabeza nunca volvió a ser la misma, olvidé algunos nombres, entre ellos el de ustedes, el de su padre y el de su hermana.

– ¿Espera qué?

– ¿Tenemos una hermana?

–Pues yo creo que sí porque… no sé nada de ella, ni siquiera recuerdo el nombre de la pequeña.

– ¿¡Cómo que no sabes nada de ella!? ¿Qué le sucedió? –Gaara acaba con su autocontrol.

–Oye sigue tus propios consejos, cálmate –pidió el castaño y la Senju siguió explicando.

– Su madre estaba perdidamente enamorada de un hombre muy importante pero muy peligroso, según ella él si la quería solo que no la aceptaba formalmente por ser de diferentes clases sociales pero mi amiga era terca, estaba con él siempre que podía hasta que un día salió embarazada de la  hermana de ustedes quien es la hija mayor. Ella con miedo de que él lo descubriera y pudiera hacer algo en contra de la niña fue a vivir conmigo y ahí tuvo a sus hijos, porque luego vinieron ustedes, el último parto fue demasiado para ella y en su lecho de muerte me encargó cuidarlos –contó con pesar pues recordar esa historia solo le hacía doler el alma– Ese mismo día que murió la madre de ambos su hermana desapareció de la casa en el momento en que yo me distraje llorando por la reciente pérdida, busqué a la niña por todos lados, moví cielo y tierra pero no la pude encontrar.

A través del Tiempo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora