🦋Capítulo 9

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Aria


Un año después

Examino minuciosamente los diseños terminados que exhiben tres maniquís. Niego con la cabeza al contemplar el tercero, un vestido azul de noche con pequeñas lentejuelas bañando la caída de la cola. Lo reparo de arriba abajo de forma insegura, algo le falta, pero todavía no puedo determinar qué es.

Últimamente, mi concentración no ha estado al cien por ciento. Estas semanas me he trasladado de aquí para allá, en el taller, en el estudio, una vez más en el taller, luego en la oficina de mi apartamento, dibujando y nuevamente en el taller. Casi no he dormido y, con fortuna, he podido comer una miserable barrita de cereal durante el día.

Desde que soy la nueva propietaria de Roux, he tratado de hacer todo lo posible por sacarla de nuevo a flote. Ha estado fuera de combate por tres largos años, Amelia abandonó el trabajo desde entonces y no me imagino cómo se debe sentir al respecto.

La noche en la que Irina Sharman, la abogada de Nick, me brindó toda la información necesaria acerca de la adquisición y venta de la compañía, descubrí ciertos hechos que no sabía antes, como que Alex no se casó con Galadriel McMillan. Debido a ello, los Storwell tuvieron que vender diversos bienes y propiedades, incluyendo a Roux, con el propósito de pagar un dineral por no casarse.

Cuando Irina relató parte de los sucesos, tuve que detenerla con el fin de que no continuara hablando. No quería escucharla, no quería oír todo lo que la familia Storwell debió haber sufrido al vender algo tan preciado para ellos. Con solo saber parte de la historia, ya se me partía el alma.

Por otro lado, Nick tuvo que contratar a un sujeto para que se hiciera pasar por un empresario para comprarle Roux a Joseph y, a su vez, tuvo que darle muchísimo dinero por ella, ya que de ningún otro modo se la hubiese vendido. Nicholas estaba al tanto de que mi sueño era trabajar para Roux y, en cuanto se enteró de que estaba en venta, no dudó un segundo en comprarla para regalármela. A pesar de que ahora la tenga en mis manos y sea muy feliz con ello, no hay día en que no piense en Amelia y en lo que perdió.

En el instante en que Irina me reveló que mi regalo era Roux, lo rechacé de inmediato. Le solicité a Nick que devolviera la compañía a Amelia, era de ella, la marca llevaba su apellido, no el mío. Además, era el esfuerzo y el trabajo de toda su vida. Sin embargo, Nicholas me obligó a entrar en razón, y me dijo que, si lo hacíamos y le devolvíamos Roux a Amelia, Joseph haría cosas peores con tal de volver a arrebatársela y era preferible ahorrarles el mal rato.

Aun así, aunque la felicidad reinaba en mi pecho, la culpa de tener algo que no era realmente mío no me dejaba dormir por las noches. Las pesadillas me atormentaban y, durante el día, la mente me maquinaba a mil por hora, impidiendo que viviera tranquila.

Por lo tanto, una mañana tomé una decisión...

Le solicité a Nick la contratación de Amelia como diseñadora, propuesta que la señora Roux aceptó de manera inmediata. Necesitaba que ella fuese parte de esto, que otra vez sintiera que el trabajo de su vida continuaba en sus manos. Desde entonces, es ella y yo colaborando a la par en la nueva colección de Roux, la cual aún no tiene una fecha de estreno prevista. Eso sí, Amelia no tiene idea de quién compró Roux, ni mucho menos quién es la persona que se encuentra trabajando como co-diseñadora en la otra parte del mundo. Se decidió mantenerlo en secreto hasta que yo esté mentalmente preparada para comunicárselo al mundo, algo que prefiero que ocurra más tarde que temprano.

—¿Le gusta, señorita Brown? —pregunta Vera, una de mis modistas.

—Le falta algo —respondo rodeando el vestido y observándolo por todos los ángulos.

La oscuridad del Mediodía © (Libro 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora