🦋Capítulo 29

1.6K 250 56
                                    

Aria

Me subo los tirantes del vestido rojo corto y entallado que me he arriesgado a utilizar para el evento y me vuelvo a retocar el labial antes de salir de casa de Nick.

Desde que Alex me invitó a la gala benéfica de IS, decidí que iría con un Roux, diseño mío, por supuesto, ya que Amelia se encarga de los diseños más recatados y yo de las apuestas arriesgadas. Me atreví por el color rojo, porque, ¡carajos!, ¿quién le dice que no a una chica con vestido rojo? Absolutamente, nadie, puesto que ese color está creado para llamar la atención y destacar. Eso es lo que más necesito en estos momentos, debido a que iremos a la gala con un solo objetivo, atraer inversionistas. Aunque tampoco voy a negar que me lo puse porque quiero volver un poco loco a Alex. Sé que ama verme vestida de rojo, así que, ¿qué más da un poquito de intensidad en nuestro forzoso encuentro?

En cuanto me bajo en la entrada de ese inmenso edificio lujoso, el corazón me empieza a latir a toda velocidad.

Nunca había acudido al hotel Wellst, situado en Londres. Solo tuve el honor de estar en uno, cuando Alex me invitó a su ático en Nueva York y en pocas palabras es uno de los hoteles más hermosos que he visto en mi vida.

Aunque el Wellst de Londres no se queda atrás. Sesenta plantas de puro lujo y ostentación. Está vestido completamente de cristal y lo único que resplandece es la W gigante y dorada que se ubica en la punta. Si pudiera vivir en un lugar por el resto de mi vida, sin lugar a duda, sería en este hotel. Con razón son considerados como los mejores del mundo.

Echo mi cabello hacia atrás de mis hombros y respiro hondo. Hoy Alex me envió un correo con la dirección y la hora de la Gala, sin antes indicar que lo esperara afuera del edificio. Me envió un correo. ¿Pueden creerlo? El muy maldito no pudo pedirme mi número de teléfono, solo se dignó a escribirme un puto correo, como si yo fuese su maldita secretaria. Y sin contar que hoy estuvimos juntos en la oficina, y no fue capaz de caminar unos cuantos metros y decírmelo a la cara. Lo peor fue encontrarme la invitación en mi escritorio, luego de ver cómo coqueteaba descaradamente con Jennifer. En fin, que se vaya al infierno "don no puedo ni verte, porque me derrito del odio". «Ahg idiota».

Han pasado diez minutos y Alex no aparece por ningún lado. Veo cómo varias parejas vestidas de etiqueta entran al hotel, entretanto yo me estoy muriendo de frío en la intemperie.

Pasan los minutos y comienzo a desesperarme, por la cabeza me cruzan miles de situaciones trágicas del porqué no ha llegado, no obstante, una de ellas se me queda clavada como un tatuaje en la mente.

Me dejó plantada.

La rabia me nubla la vista y la sangre comienza a arder bajo mi piel. «Lo mataré, juro que lo mataré». Lo estrangularé con mis propias manos hasta que ya no quede oxígeno en sus pulmones. ¡Dios, es que lo odio! Y yo jamás he odiado a alguien, solo a Joseph Storwell, pero eso es justificable. Aunque pensándolo bien, tal vez sea un maldito despiadado por genética, eso explicaría por qué su abuelo y él, son así de infames.

¿Quién se cree que es para hacerme algo así? Y yo la muy estúpida, voy y confió en él. «¡Mierda!» ¿Cuándo voy a aprender que el pedazo de idiota es un embaucador y mentiroso por naturaleza?

Dos hombres pasan por mi lado y me miran de pies a cabeza con lascivia, como no, si estoy enfundada en un vestido que llama la atención desde la china. Inhalo profundo para calmar la rabia que siento y echo una ojeada a la entrada y luego a la calle que me lleva a tomar un taxi. Si me marcho habrá cumplido su cometido y le daré en el puto gusto, pero si me quedo... vuelvo a mirar a la entrada y esbozo una sonrisa. Bueno, si espera que huya por dejarme plantada, no lo haré. Entraré a la gala y atraeré tantos inversionistas para Roux, que tendrá que darme las gracias de rodillas.

La oscuridad del Mediodía © (Libro 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora