🦋Capítulo 45

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Aria

El grito de Kat me taladra los oídos. Hago una mueca cuando sus brazos me estrujan y sus labios me besan la mejilla con celeridad.

—¡Te extrañé tanto! ¡No puedo vivir sin ti tanto tiempo y lo sabes! Soy como esas plantitas que necesitan agua para vivir. Y tú eres mi agua.

—Todas las plantas necesitan agua para vivir, Katherina —dice Madie y la empuja hacia un lado para abrazarme.

—Cállate Madeline.

Aprovecho que Kat entra al apartamento refunfuñando para hablar con Madie.

—Gracias —susurro y ella de inmediato se aparta para mirarme—. Gracias por ayudarlo cuando yo no podía hacerlo. 

Sus ojos se tornan brillosos y los míos se llenan de lágrimas. A Madie le debo tantas cosas, que ya perdí la cuenta.

—Siempre voy a estar ahí, bebé, para ti y para Alex.

—Te quiero.

—Y yo, amiga.

—¿Cómo es que el ángel caído tiene un apartamento del porte de mi casa? —pregunta Kat desde la sala con las manos en la cintura.

Me separo de Madie y me largo a reír.

En el momento en que llegamos de Riviera comencé a buscar pisos en alquiler. Necesitaba un lugar donde vivir, la casa de Nick ya no era una opción y aún no lograba comprarme un apartamento, ya que el dinero de Roux lo estaba guardando para comprarle una casa a mamá y para los estudios de Lily.

Encontré un apartamento al este de Londres, era pequeño, pero tenía lo necesario para subsistir. Se lo comenté a Alex, pero este se negó rotundamente. Según él, vivir en un sitio como ese no era apto para una princesa como yo. Supongo que fue una excusa para qué aceptará vivir con él.

Al principio me negué, jamás habíamos vivido juntos, pero luego lo pensé mejor y caí en cuenta que en Riviera no lo hicimos mal, estuvimos una semana conviviendo y no nos matamos, así que accedí con tal que dejara de protestar y gritar a los cuatro vientos que, si no vivía con él, significaba que no lo amaba de verdad. Por lo tanto, no me quedo otra que venir. Aunque si hubiera sabido antes cómo era el apartamento de Alex, jamás hubiese dudado un segundo en aceptar.

Es un maldito paraíso.

Tiene dos plantas, la terraza tiene su propia piscina privada y las vistas son una postal hermosa de Londres. Tres dormitorios que parecen suites. Dos oficinas. Un gimnasio. Una sala multimedia y un jacuzzi. Es precioso y todo para él solo. Hubiera sido una verdadera estupidez rechazar su propuesta.

Preparamos unos jugos naturales y comenzamos a arreglarnos para la fiesta. Los chicos se han ido a casa de Jake para prepararse y nosotras quedamos aquí antes de ir a la despedida de soltera de Kat. Y como Megan y Blake la organizan, dudo que sea algo simple.

—Nada de idiotas bailando desnudos —me advirtió Alex antes de salir por la puerta—. Si me entero de que alguien te refregó su cosa en cualquier parte del cuerpo o te tocó un pelo, lo buscaré y lo mataré, ¿entendido?

—Si mi capitán.

Soltó un gruñido y salió del apartamento. Según él, irán a un bar, se tomarán unos tragos y luego regresaran a casa, aunque yo no les creo ni un poco. En fin, que se diviertan, pero si se pasan de listos los castraremos, eso seguro.

A las ocho de la noche, estamos en la entrada del X Night-club. Kat está usando un vestido brillante con un corsé precioso y una corona plateada que dice «novia». Madie y yo llevamos atuendos sexys de color fucsia con coronas plateadas que dicen «team novia», dado que Kat solicitó estrictamente que todas las invitadas asistieran con una vestimenta de ese color y con sus correspondientes coronas.

La oscuridad del Mediodía © (Libro 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora