🦋Capítulo 43

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Aria

Un escalofrío me atraviesa de pies a cabeza, lo que me lleva a acurrucar en la cama. Al no poder entrar en calor, me volteo tanteando el cuerpo de Alex con la mano, pero al encontrar frío su lado de la cama, abro los ojos de golpe.

Me incorporo y lo busco con la mirada. La luz del baño está apagada y la oscuridad de la noche invade la habitación.

—¿Alex? —lo llamo sin obtener respuesta.

Frunzo el ceño y me siento en la cama. Busco su camiseta y me la coloco antes de ir a por él. «Quizás le dio hambre o ha recibido una llamada del trabajo». Pienso, pero, aun así, necesito verificar que esté bien. Con el susto que me dio anoche cuando lo encontré todo sudado y sufriendo un ataque de pánico, no puedo evitar preocuparme.

Salgo de la habitación descalza y a medida que avanzo por el pasillo, su voz comienza a llegar a mis oídos.

—¿Te atreves a pisar mi casa pese a todo lo que hiciste? —lo escucho decir con la voz tan firme que el vello del cuerpo se me eriza. 

De pronto tengo mucho frío. Me abrazo a mí misma y continúo caminando, sin embargo, me paralizo por completo cuando oigo una voz diferente a la de Alex.

—Me la voy a llevar lejos de ti, quieras o no.

—Inténtalo —amenaza Alex con la voz fría—. Porque si lo haces, te juro por Isabella que te mataré, Dankworth.

Me cubro la boca con la mano, ahogando un grito. «Demonios, no esperaba que Nick llegará hasta aquí».  El corazón me late a una velocidad incontrolable y los músculos se me tensan.

—Te dije que no volvieras a involucrarte en su vida. ¡Te lo advertí, Storwell!

—Tú no te involucres, Nicholas. Ella toma sus propias decisiones. Es una persona adulta y ambos sabemos que si se quedó aquí, es porque me sigue amando.

Percibo unos pasos y ahora la voz de Nick se escucha más cerca.

—Estás manipulándola y ella pronto se dará cuenta. Solo la quieres para hacerle daño, como ya lo has hecho antes...

—¡No vuelvas ni siquiera a insinuarlo! —lo interrumpe Alex con un tono de voz que da miedo—. Jamás le haría daño, ¿me escuchaste pedazo de mierda?

Se oye un golpe a una pared e involuntariamente mis pies avanzan dos pasos.

—Eso, Alex. —Nick se ríe amargamente—. Saca tu lado violento, de esa manera ya no tendré que hacer nada para que se aleje de ti y tu maldita familia.

—¿Tanto miedo tienes a que ella se entere de lo que has hecho? De que todo esté tiempo...

El corazón me da un vuelco y las manos comienzan a temblarme.

—¡Cállate, hijo de perra! —grita Nick y en ese instante avanzo decidida y bajo las escaleras hasta llegar a la mitad.

—¿De qué me tengo que enterar?

Ambos levantan la mirada hacia mí. Nick se pone repentinamente pálido y Alex tensa la mandíbula para después bajar su vista al suelo. El silencio se produce en el lugar y aprovecho para bajar dos escalones más.

—¿Alguno va a decirme de qué mierda me tengo que enterar?

Estoy tan tensa que me arden los músculos del cuerpo. Estoy mostrando una confianza que está amenazando con abandonarme y dejarme tirada en el suelo, pero, aun así, lucho conmigo misma y me mantengo firme.

—Te lo explicaré en Londres. Toma tus cosas —exige Nick caminando hacia mí, e intentando agarrar mi brazo.

—No. —Me zafo con brusquedad—. Explícamelo aquí.

La oscuridad del Mediodía © (Libro 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora