La oscuridad del Mediodía © (Libro 2)

🦋Capítulo 11

Aria

—Claro que la conozco —responde ella con el rostro tenso y volviendo sus ojos verdes en dos brazas de fuego que me atraviesan el pecho—. No voy a trabajar con una estafadora Nicholas, lo siento —hace el afán de irse, pero mi voz la detiene.

—Megan por favor, déjame explicarte.

Veo como se le tensan los músculos de los hombros a medida que se da media vuelta, furiosa.

—¡No! No quiero escucharte, no quiero mirarte, ni tampoco quiero trabajar contigo, no después de lo que le hiciste a mi mejor amigo —me mira fijamente con sus ojos chispeando en ira.

Sus palabras me hieren y aunque intento no demostrar la angustia que siento, mi mirada llena de tristeza me delata.

—Megan, por favor, nada es como crees, yo... —trato de explicarme, pero ella niega con la cabeza hastiada.

—No sé cómo has... —De repente abre sus ojos sorprendida, como si llegase a una maravillosa conclusión—. ¿Esto es lo que hiciste con su dinero? —me observa con horror—. ¿Comprar la empresa de su madre?

Me salta la vena del cuello por la maldita conclusión que acaba de sacar.

—¿Disculpa? —digo con la rabia corriendo por mi sangre.

—¡Dios que asco me das! Lo utilizaste por casi un año solo para robarle su dinero y aun así sigues queriendo hacerle daño, comprando la empresa que su familia adora. ¡Eres una zorra manipuladora de mierda! No sabes...

Mientras la escucho, los músculos de todo mi cuerpo se tensan y de pronto como si ya no pudiera contenerme, la rabia nubla mi visión, haciéndome explotar.

—¡Cállate! —grito ardiendo en ira, lo que provoca que Megan quede en silencio, estupefacta—. ¡No te atrevas a decir ni una palabra más! ¡No sabes nada de mí y no puedes venir aquí a juzgarme sin saber qué pasó realmente entre nosotros!

—Aria, cálmate —susurra Nick a mi lado.

—¿Qué me calme? ¿En serio? —lo miro exasperada—. ¿No escuchas todo lo que está insinuando de mí?

—No es el momento...

—Es el momento Nick —fijo mis pupilas en él, dándole a entender lo que suponen mis palabras. Nicholas da un paso atrás y asiente con la cabeza.

Mi vista se vuelve a Megan, quien está tan tensa que podría fácilmente explotar en mil pedazos.

—Tú —la señalo con un dedo—. Me vas a escuchar, quieras o no —paso por su lado echa una furia. De lejos diviso una oficina, entro ahí y me aseguro de que Megan venga detrás de mí antes de comenzar a hablar.

—Dame una sola razón para no decirle a Alex donde estás y que estás haciendo con su dinero —amenaza cerrando la puerta tras ella.

Cierro los ojos con fuerza, antes de darme la vuelta y enfrentarla. El corazón me palpita con rapidez en el pecho. No sé lo que sucederá una vez que cuente mi verdad, pero ya que Megan sabe dónde estoy y que estoy haciendo, no podré ocultarme por mucho tiempo más. Solo espero que pueda entender y creer mi historia.

—Joseph Storwell, esa es la razón —admito en un suspiro una vez que quedo cara a cara con ella.

Megan entrecierra los ojos meditando si creer en mis palabras o no.

—Explícate.

—Deberías sentarte M —señalo la silla que está delante del escritorio—. Porque es una larga historia.