🦋Capítulo 16

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Aria

Lo prometido es deuda. Aquí va el primer capítulo de la doble actualización.

Faltan aproximadamente dos horas con treinta y cinco minutos para que el desfile comience y creo que entraré en pánico en cualquier momento.

Estoy detrás de bambalinas fiscalizando cada detalle de los diseños que pasaran por la hermosa pasarela que está lista y preparada para Roux. Riri, mi estilista, ya se encargó de mi rostro y mi cabello hace media hora, pero todavía no encuentro las fuerzas para ponerme el vestuario con el que saldré a decirle al mundo que Ariadna Davies es la nueva dueña y co-diseñadora de Roux. Mi corazón late tan de prisa que siento que en cualquier momento sale de mi pecho y se va corriendo.

No sé cómo enfrentarme a esto, pensé que estaba preparada, pero no. Estoy muerta de miedo y si sigo tronándome los dedos y rascándome el brazo quedaré deforme y sin piel.

A mi lado derecho, Nick está hablando con uno de los organizadores del evento para confirmar que todo esté en orden, y a mi lado izquierdo, Blake lleva un auricular en el oído y le grita enfadada a alguien para que se haga cargo del ingreso de los invitados.

Observo a mi alrededor y de repente los espejos, las modelos, los vestidos comienzan a marearme. Si sigo tan nerviosa me desmayaré frente a todos y hasta ahí quedará mi famosa presentación. «¿Seré capaz de enfrentarme a esto sin morir en el intento? ¿Alex estará allí? No, Amelia dijo que no estaba invitado, así que debería quedarme tranquila respecto a eso». Es una muy mala idea que la primera vez que me vuelva a ver sea presentando la nueva colección de la marca de su madre. Además, no debería estar pensando en él, debería enfocar mi atención en caminar en línea recta con los tacones de quince centímetros que me pondré sin caer de bruces al suelo. «¡Mierda! Si eso pasara sería mi perdición».  Sacudo la cabeza y vuelvo a contemplar mi entorno. Los organizadores y las maquilladoras van de allá para acá, preparándolo todo. «¿Y si algo sale mal y soy el hazmerreír de todos? ¿Y si no soy lo suficiente buena en esto? Y lo peor, si los críticos me odian, ¿Qué voy a hacer?». Mi mente me juega una mala pasada haciéndome preguntas que me vuelven todavía más loca.

Trago saliva con fuerza, y de pronto me zumban los oídos, me flaquea el cuerpo y empiezo a ver destellos blancos. «Demonios, me voy a desmayar», pienso, avanzando como puedo hacia el baño. Debería haber comido algo esta mañana. No, tal vez debería haber rechazado ser la maldita dueña de todo esto y así podría estar tranquila en mi zona de confort. «¿No te la querías dar de diseñadora?» «¡Hay tienes estúpida!».

—Amour. ¿Qué pasa? —Nick me retiene con una mano antes de que pueda entrar al baño y encerrarme como la cobarde que soy.

—Yo debo... debo ir al baño. Disculpa —respondo zafándome de su brazo y cerrando la puerta.

Al llegar me sostengo del lavabo y sacudo la cabeza intentando espantar esos malditos pensamientos y me centro en lo importante. Respirar y no morir asfixiada por mi propio miedo. No puedo entrar en pánico ni tampoco puedo darme permiso de flaquear. Esto es mi sueño. Siempre quise ser diseñadora, no puedo echarme atrás por miedo a lo que pasará o a lo que los críticos dirán sobre mis creaciones. Amelia dijo que era una increíble diseñadora y lo soy. Si observo mis diseños, puedo ver todo el amor y dedicación que puse en ellos. Noches enteras desvelándome para crear algo hermoso y original, enfocándome en plasmar ahí mi sello personal, el sello de la diseñadora Ariadna Davies. ¿Por qué a alguien no le habría de gustar?... y en realidad, ¿eso importa?, digo, si a mí me gusta mi trabajo, ¿por qué tiene que importarme si a otra persona le gusta o no?

La oscuridad del Mediodía © (Libro 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora