🦋Capítulo 15

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Alex

—¿Cómo te fue en la reunión? —le pregunto a mi madre mientras corto un trozo de carne con más fuerza de lo normal.

A primera hora del día le marqué para invitarla a comer con la excusa de hablar sobre Wellst. Sin embargo, lo que realmente quería saber era todo sobre el maldito hijo de puta que compró Roux. Ya pasaron dos semanas de su tan esperada reunión y ni ella ni Megan, (cabe destacar que me enteré por Connor, que es la fotógrafa de la marca), me han informado nada al respecto, lo que provoca que comience a impacientarme.

Estuve investigando y resulta que en el contrato no aparecen nombres, ni nada que indiqué quién es el comprador de la empresa. No voy a negar que me desesperé y comencé a indagar más y más, pero cada vez que lo intentaba volvía a darme de cabeza contra la pared. No encontré absolutamente nada sobre él. El idiota no da señales de existencia. Por lo tanto, no me queda otra opción que averiguar por medio de mi madre, aunque tratar de sacarle información a Amelia Roux, es como hackear sistemas informáticos, lo que hay que resaltar, que estuve tentado hacer.

—Bien —responde tomando los servicios de la mesa para comenzar a comer.

—¿Bien? ¿Solo bien? ¿No dirás nada más? —sigo cortando la carne intentando demostrar desinterés por el tema, aunque en realidad estoy por traspasar el plato con el cuchillo.

—¿Qué más quieres que diga cariño? —saborea un trozo de pescado y cierra los ojos deleitándose con él—. Esto está realmente exquisito, deberíamos darle la enhorabuena al chef —echa un vistazo alrededor buscando a un camarero.

Tenso la mandíbula perdiendo la poca paciencia que tengo y dejo el servicio en el plato de mala manera.

—¿De verdad no me dirás nada más?

Levanta la mirada hacia mí, suspirando, como si fuese un sacrificio para ella hablar de ese tema.

—¿Qué quieres saber?

—Como se llama. Cuantos años tiene. Donde vive. Cuáles son sus intereses. Y porque nos robó a Roux, por supuesto.

Mi madre resopla y vuelve a concentrarse en su plato.

—Alex, por el amor de dios, no digas esas cosas. Nadie nos robó nada, ella lo compró y ya está.

—¿Ella? ¿Es mujer? —el corazón me late desenfrenadamente, mientras pienso a toda velocidad.

Mi madre se remueve incómoda en su asiento y yo frunzo el ceño al ver su extraño comportamiento.

—Sí, es mujer Alex. ¿Tienes algún problema con eso? Creí que te había criado para que respetaras a las personas como iguales, no para que fueses machista.

Sacudo la cabeza, exasperado por su estúpida conclusión.

—No quise decir eso mamá. No tengo nada en contra de su sexo. Me da igual si es mujer, hombre, transexual, transgénero, queer o lo que sea. Sabes que no discrimino y respeto a las personas por igual.

—Muy bien hijo, así me gusta que pienses.

—No cambies el tema.

—No lo hago —sonríe y vuelve a deleitarse con un trozo de pescado—. Realmente está exquisito, le diré a Min...

—¿Cómo se llama? —la interrumpo tajantemente.

—¿Importa?

—Mucho.

Suelta una exhalación dramática y rueda los ojos.

—Santo cielo Alex. Si te digo algo, ¿dejarás de preguntar? —respondo que sí y dejo que siga hablando—. Solo te diré que tiene veintiséis años y es una increíble diseñadora.

La oscuridad del Mediodía © (Libro 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora