Capítulo 4

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Tennessee despertó antes

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Tennessee despertó antes. La luz del sol se metía tenuemente por las rendijas de la ventana, tanto como los sonidos del exterior. Aunque le hubiera gustado enterarse de lo que ocurría en la manada de Valley Wolf, no fue capaz de concentrarse en nada distinto al muchacho que descansaba junto a él.

Abrazado a una almohada en forma de un... apio gigante y el cabello revuelto, Tala Tsosie era la cosa más adorable que hubiera visto. La única, en realidad, ya que como Pardo del Sur estaba más acostumbrado a la sangre, la muerte y el dolor que a cualquier otra cosa. En su manada, tanto hombres como mujeres eran criados para ser guerreros feroces y asesinos implacables; no para... esto. Lo que fuera esto.

Aun así, le agradó la idea de que su compañero fuera diferente a él en todos los sentidos. Estaba seguro de que no soportaría tener que aparearse con otro guerrero cuya sangre en las venas pareciera lava. ¿Dónde estaría el equilibrio, entonces?

Se acomodó sobre el costado y, sin poder contenerse, deslizó los dedos poco a poco a lo largo de la mejilla de Tala. Se deleitó con la suavidad de aquella piel, que era lo opuesto a la propia, y esbozó una casi imperceptible sonrisa.

Los párpados del muchacho se movieron antes de abrirse, revelando aquellos ojos magníficos, que le recordaban a las noches de luna nueva. Quizás a simple vista solo podía hallarse un vacío aterrador e interminable en ellos; sin en embargo, a Tennessee le pareció encontrar una constelación. Además del lobo, que era un pequeño pardo, tan dócil como Tala y el cual le dio la bienvenida de inmediato.

—Buenos días, boo —murmuró frotando sus narices.

—Buenos días. —La voz de Tala le pareció una caricia en el corazón—. Me gusta.

—¿Qué cosa?

Tennessee vio por el rabillo del ojo cómo Toffee, el hurón de su compañero, se subía a la cama para colocarse entre los dos. Si bien su primer impulso fue lanzarlo lejos, como la desagradable bola peluda que era, se contuvo. El animal era preciado para Tala y parecían tener algún tipo de conexión especial; estaba seguro de que de hacerlo él jamás se lo perdonaría.

—Dormir juntos. —Dirigió la vista hacia la cama en el otro lado de la habitación—. A Tyee no le gustaba, así que cuando tenía miedo iba con Denahi.

—¿Lo hacías seguido?

—No soy cobarde, ¿bueno?, solo me asusto a veces. Pero eso fue antes...

El tono de Tala se apagó. Tennessee lo cubrió con su cuerpo, para verlo mejor a los ojos y le ofreció una sonrisa cariñosa al tiempo que le acariciaba el labio inferior con el dedo pulgar.

—No volverás a sentir miedo ni dormir solo, no te preocupes.

—Gracias. —Tragó con aspereza—. ¿No te molesta que sea solo un lobo de manada? Eres un Beta.

—No nací siéndolo. Todo lo que tengo lo conseguí trabajando duro; nadie me regaló una mierda.

—Ya...

El lobo que acechaba a la luna | Manada de Valley Wolf #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora