Capítulo 56

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Las palabras de Hialeah lo dejaron aturdido por un instante. Tala tuvo que respirar profundo, utilizando toda su fuerza para no tambalearse y caer. Ahora, cuando el infierno se desataba de nuevo sobre sus cabezas, Tennessee lo necesitaba más fuerte que nunca.

Al mirar a su alrededor, los cuerpos sin vida de los invasores que los habían atacado, la sangre que manchaba las paredes y fluía como un pequeño río por el piso hasta llegar a la entrada, no pudo evitar estremecerse.

La culpa lo inundó al ver las lágrimas deslizándose por las mejillas de su compañero, quien se había agachado para sostener el cuerpo inerte de Tayen. ¿Sería capaz de continuar con su venganza una vez que todo esto terminara, si es que terminaba bien para ellos? ¿Derramaría más sangre en Dark Valley y lo quemaría hasta no dejar ni los cimientos, incluso si eso rompiera el corazón de Tennessee?

Tragando con dificultad, tuvo que admitir que probablemente no lo haría.

Dudó un momento antes de colocarse a su lado y acariciarle el cabello. Aunque se resistió a desmoronarse, Tennessee lloró en silencio, meciéndola ante la mirada vacía de Hialeah, quien continuaba murmurando palabras ininteligibles y una profecía que se negó a escuchar. Estaba cansado de todo eso: de los dioses y del destino inmutable.

Decidió que crearía sus propias opciones y si alguien se oponía, haría que lo lamentara. Si fuera necesario, mataría a esos mismos dioses que los condenaban una y otra vez.

Cuando Tayen dejó de respirar, Tennessee la abrazó con fuerza, lanzando un grito desgarrador. Brian intentó liberarse del agarre de Cassandra para acercarse a ella, pero no pudo. Sus fuerzas se desvanecían con cada respiración. Por la forma en que sus ojos se opacaban, supo que tampoco lo lograría. En algún lugar de la casa, el llanto ensordecedor de un bebé logró romperle el corazón.

Tala cubrió a Tennessee con su cuerpo y lo besó en la cabeza, intentando reconfortarlo. ¿Cuánto dolor más deberían soportar? ¿Cuántas pérdidas?

Cedric entró vistiendo solo unos pantalones. Al presenciar la escena que se desarrollaba, se quedó inmóvil. Hasta que el llanto de la bebé lo sacó de su trance. El tormento en sus ojos citrinos hizo que Tala comprendiera que él también había experimentado una pérdida similar en algún momento, especialmente cuando corrió a buscar a la pequeña y regresó con el diminuto bulto envuelto en mantas de color verde claro, al que acunó contra su pecho, susurrándole que todo estaría bien.

Su mirada se posó de nuevo en Brian, que agonizaba, antes de dirigirse al cuerpo sin vida de Tayen.

—Ahora es personal —dijo con una voz áspera que recordaba a un demonio—. Crimson Lake no se quedará de brazos cruzados. —Apenas levantó la vista hacia la puerta, por donde Gauthier se asomaba, y añadió—: War, llama al Alfa. Infórmale que Shadow y Nightly han muerto. Dile que envíe a mis mejores Asesinos. ¡Esto es guerra!

El lobo que acechaba a la luna | Manada de Valley Wolf #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora