En medio de la pequeña cafetería, los ojos de Denahi Tsosie lo miraron durante un momento, que le pareció incómodo y demasiado largo. Fue como si buscara alguna debilidad o las mentiras que no le ocultaba. Tennessee debió resoplar, preguntándose por qué el hombre no lo consideraba nada menos que un cavernícola incapaz de razonar. Ni siquiera luego de haberle demostrado que era mejor que él, ese imbécil dejaba de menospreciarlo.
Luego de que el camarero dejara las tazas de café sobre sus mesas, Denahi se la llevó a los labios. Bebió el contenido de dos sorbos, dejó la vajilla casi con demasiada brusquedad y habló:
—Tengo un favor que pedirte.
Tennessee se reclinó en la mesa, donde subió los codos para poder apoyar la barbilla sobre los dedos entrelazados. Con una ceja levantada, respondió:
—Te escucho.
—Encuentra a Tyee.
—Encuéntralo tú, es tu hermano...
—¿Y crees que no quiero? O que no lo intentamos, que es lo mismo. Pero el cachorro no huele malditamente a nada, también fue entrenado por mi compañero, quien como sabrás es un Asesino de Crimson Lake. Por lo que me dijeron, uno de los tres mejores.
—Una excelente combinación.
Denahi resopló frustrado ante el tono irónico y la sonrisa burlona de Tennessee, que disfrutaba su agonía. ¿Pero quién iba a culparlo? Puede que ahora estuvieran emparentados debido a su acoplamiento con Tala; pero los recientes acontecimientos no borraban el pasado entre sus manadas. No en especial entre ellos. Denahi Tsosie le había arrebatado a la persona más importante de su vida..., dos veces en una misma noche. Entonces, ¿podría perdonarlo por querer verlo sufrir?
Si el maldito Alfa se quemaba en el infierno, él no se movería para ayudarlo. A menos que su compañero se lo pidiera.
—¿Quieres tomártelo en serio, por favor? Hablamos de mi hermano...
—¿Y qué? Si no involucra a Tala, no me interesa.
—Pues, te tengo noticias, genio: también lo involucra. Son hermanos, lo que sea que suceda con Tyee afecta a Tala directamente.
—¿Tú crees?
Denahi apretó los párpados con fuerza e inhaló profundo. A Tennessee le pareció que contaba hasta diez para contenerse. ¿La verdad? Si el idiota lo atacaba, sería mucho mejor, así le daría un motivo para arrancarle la cabeza y beberse su sangre de una vez.
Por desgracia, no lo hizo. Cuando Denahi volvió a mirarlo, se encontraba en control de su cuerpo. Había sometido al lobo con rapidez. Impresionante, considerando que enloqueció después de ser envenenado.
—Mira entiendo que me odies, aunque no logro recordar por qué; pero mis hermanitos no tienen nada que ver.
—Ah, ¿sí? —Se sacó la billetera del bolsillo y colocó una fotografía sobre la mesa—. Tú no las recuerdas; yo sí. Son mi madre y mi hermana. Me las quitaste, Denahi Tsosie. Tu gemelo tuvo la decencia de traerme el cuerpo de mi madre; pero con Marie... Ni siquiera tuve un cuerpo que enterrar. No dejaste nada. Tenía diecisiete; era solo una cachorra. —Levantó la comisura de los labios en una sonrisa que exponía su colmillo—. Así que perdóname si no puedo perdonarte. Perdóname si me importa una mierda lo que pase con tu maldita manada, tu familia ¡o tu puto culo! No tengo razones para ayudar...
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El lobo que acechaba a la luna | Manada de Valley Wolf #2
Romance¿Qué tanto nos puede cambiar el dolor? Como un simple lobo de manada y, por lo tanto, el más débil de los cinco príncipes de Valley Wolf, Tala Tsosie ha permanecido bajo la sombra de sus hermanos, en especial de «Las Bestias Gemelas», quienes nunca...