Capítulo 15

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Dark Valley era por completo distinto a lo que imaginó. Debido a las historias que había escuchado sobre «sus primos los salvajes», como Tennessee decía, a menudo pensaba en ellos como personas alejadas de la civilización, que vivían en chozas de barro y cazaban el alimento en el bosque. Además de prejuicioso, tuvo que admitir que habría sido irrespetuoso de su parte. Sin embargo, no logró evitar asombrarse ante lo que veía.

En una mezcla de lo tradicional y lo moderno, Dark Valley era... maravilloso. A pesar de que continuaban preservando las tradiciones de la manada y venerando a sus dioses, el pueblo era un lugar en desarrollo en el que había grandes ranchos y hermosas viviendas mezclándose con la vegetación, así como algunas camionetas o deportivos estacionados en los jardines. A pesar de esto, lo que más destacaba eran los lobos libres que deambulaban por la zona. De hecho, había un par jugando con un grupo de niños.

Aquello lo hizo recordar a Ezra y a Hope. Incluso si el animal había pertenecido a Denahi mucho antes de que encontrara a su compañero, cuando él llegó a Valley Wolf, el lobo se rehusó a separarse de este. Ahora se encontraba en Crimson Lake, junto al Asesino.

Mientras deambulaba con Toffee en el hombro, conociendo su nuevo hogar, tuvo la inquietante sensación de que lo observaban. De tener que describirlo, diría que era como una densa neblina cubriéndolo e impidiéndole caminar. Aire pesado metiéndose en sus pulmones hasta robarle el aliento. El malestar de su lobo mezclado con el de esa otra alma animal cuya existencia ahora reconocía. Era... molesto, pero sobre todas las cosas inquietante.

Al volverse, halló los ojos de Joseph Nez —a quien reconoció debido a su pendiente de pluma— contemplándolo con algo que no pudo descifrar. ¿Admiración, odio o deseo...? Era complicado, en especial porque le pareció imposible semejante mezcla. Tal vez pudieras admirar y desear a alguien al mismo tiempo; ¿pero odiarlo? Amabas o aborrecías, jamás las dos cosas, ¿verdad?

Un momento después, Adam lo sorprendió por la espalda. Aunque Joseph se estremeció cuando le rodeó la cintura con el brazo, esbozó una sonrisa en cuanto su pareja lo besó en el cuello. Los ojos de Adam no dejaron de ver a Tala en todo momento, conteniendo una amenaza silenciosa. Él no logró evitar cuestionarse sus motivos, en serio, ¿qué le había hecho?

De cualquier modo, levantó la mano como saludo. Joseph se lo devolvió. Adam, en cambio, simplemente movió la cabeza. Pensando en ignorarlo, Tala dio un paso para reanudar su recorrido; la mano de Joseph, llamándolo, lo detuvo.

—No vayas —le susurró su lobo—. No confío en ellos.

—Pero son los hermanos de Tennessee. —Tala tragó, dudoso—. No tienen que ser tan malos...

—No me gustan.

En contra de los deseos de su medio animal, el muchacho se aproximó a la pareja. Fue entonces que se percató de que se encontraban frente a un corral que encerraba a un furioso cimarrón rojo atado, que luchaba para liberarse.

El lobo que acechaba a la luna | Manada de Valley Wolf #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora