You Rock My World - Kookmin

Capítulo 27

— En uno de mis glúteos, por favor.

Dios, esto es tan vergonzoso.

— ¿Estás seguro?

— No, pero quiero hacer esto por él...

— Jungkook es un pervertido, seguramente le encantará.

  Después de haber hecho el amor incontables veces e ir al trabajo totalmente agotados y sin dormir, decidí visitar el estudio de tatuajes dónde Jungkook normalmente ilustraba su cuerpo y se hacía perforaciones.

Puede que tatuarme el nombre de su primera canción como solista no sea la mejor idea, pero quiero sorprenderlo y sé que esto le encantará.

"You rock My world"

Sería tatuado de por vida en mi piel.

  Quitarme el pantalón y la ropa interior frente a un extraño fue terriblemente raro, pero él hacía chistes y hablaba mucho; lo que terminó por desvanecer mi pena.

  Al primer pinchazo apreté el culo y el tatuador se carcajeó, ya luego fue más soportable y terminó en unos pocos minutos, dejando una letra cursiva, fina y delicada sobre mi nalga.

— No apliques perfumes ni jabones fuertes, deberás lavarlo con un jabón antiséptico y aplicar esta cremita para mejor cicatrización. También te recomiendo no follar al menos en cinco días y mucho menos dejar que Jungkook te dé azotes o te apriete muy fuerte.

  Maldición, mis mejillas estaban ardiendo más que mi nalga.

— Dios... — negué totalmente rojo.

— No te avergüences, conozco a Jeon, por eso lo digo. De resto, sé que lo amará y tal vez se ponga un poco celoso porque ví y toqué tu gran trasero.

— ¡Basta! — nos reímos y salí de la tienda después de pagar.

  El rubor seguía en mi rostro y mi corazón estaba latiendo nervioso y desenfrenado.

  Caminé hasta la avenida en dónde tomaría un taxi rumbo al departamento de Jungkook para mostrarle mi tatuaje en su honor, hasta que giré la cabeza y vi un cuerpo conocido.

  Entrecerré los ojos un poco para agudizar la mirada y definitivamente era él...

  Una mujer embarazada estaba a su lado y Matthew sostenía unas bolsas mientras esperaban también un taxi a al menos cien metros de dónde estaba yo.

  Matt no me vió.

  Estiró su brazo para detener al taxi y ayudó a la mujer a subir; le dió un beso en los labios y el auto se fue, pasando frente a mí.

  Nuestras miradas chocaron haciendo que mi estómago doliera, ¿sabría ella lo que ocurría?

Lo dudo mucho...

  Cuando el carro se alejó volví a mirar a dónde Matthew estaba y este levantó la vista.

  No importa la distancia, podía notar lo pálido que se tornó su rostro.

  Negué con la cabeza y comencé a caminar. Él gritó mi nombre y corrió detrás de mí.

— ¡Jimin!

— ¡Vete a la mierda!

— ¡Por favor, espera!

Yo caminaba cada vez más rápido hasta que llegó a mí y me tomó por el brazo.

Miré su mano, la cual sostenía mi codo y detallé un anillo plateado, el cual jamás le había visto.

  Él también se dió cuenta y retiró el agarre.

— Puedo explicarlo.

— ¿Estás casado? — pregunté indignado.

— Te lo iba a decir...

— ¿Ella está esperando un hijo tuyo?

— La iba a dejar una vez naciera la bebé, lo juro.

— Eres un jodido sínico, ¿el dinero que me pedías... a caso de verdad trabajas en la marina?

— M-me dieron de baja hace dos años... Cuándo...

— Cuando nos conocimos.

— Te lo iba a decir en algún momento, Jimin. Yo te amo.

— ¿Me amas?, ¿es que no tienes vergüenza?, estás esperando una hija, Matthew...

— Puedo dejarlas, p-puedo no ver de ellas nunca más si eso quieres.

— ¿Qué demonios? — gran hijo de puta... pobre mujer no sabe lo que tiene como marido — vete a la mierda, terminamos.

— ¡No, Jimin!, no me dejes, te lo suplico. No tengo trabajo y...

  Abrí la boca sorprendido, enfadado e indignado — ¿Qué me estás queriendo decir?, ¿a caso yo te estaba manteniendo a ti y a tu mujer con todo el dinero que me pedías?

— Cuando te echan de un lugar como en el que yo estuve, es difícil que te contraten... Te pagaré todo algún día. Pero no me dejes, por favor — se puso de rodillas en plena calle.

  Miré a los lados y negué — Ni siquiera estás enfermo ¿Verdad?

— Perdóname...

— Adiós, Matthew. No vuelvas por mi casa ni me busques. Y dale gracias a Dios que no le digo nada a tu esposa.

  ¿Sentía enojo?

Sí.

  ¿Sentía un peso menos?

También.

  Era una mezcla de emociones raras, en las que tenía rabia por haber sido usado y engañado por tanto tiempo, pena por esa mujer y alivio porque por fin podría estar libremente con Jungkook sin tener cargo de conciencia.

  Tomé un taxi rumbo al penthouse de Jeon para contarle todo lo que había pasado...

  Gente, no se pongan a ver series si escriben historias en waspas pq se les olvida actualizar.

  Estoy viendo una en nesflis que se llama punto ciego y tiene cinco perras temporadas. Se las recomiendo si les gustan los misterios y crímenes; está buenísima.

  Y weno. Ya les doy el otro cap.