Mi padre abre las grandes puertas que tenemos delante. Los dos avanzamos y entramos en la habitación para ver en el fondo un ataúd hecho en su totalidad de cristal.
Dentro se encuentra la persona que más he admirado, respetado y amado cómo nunca. Mi padre Kai, el hadampiro del crepúsculo y rey de los vampiros de Corea.
Quién fue sumiso en un poderoso hechizo de sueño por Vlad el Dragón solo para poder convertirme a mí en un monstruo sin sentimientos. Para transformarme en el Conde Drácula.
Nos acercamos a la ataúd y puedo apreciar a mi padre con más claridad.
—He tratado de romper el vínculo demasiadas veces —comenta el hijo de Vlad —. Pero desgraciadamente es poderoso. Ninguna bruja ha podido hacerlo, ni siquiera Cordelia, Sofía, o Min Ki.
—Tal cómo dijo el Dragón, la única manera de romperlo es asesinando a Jace —digo —. Claramente eso no está a discusión. Aprendí la lección —coloco mis manos sobre el ataúd —. Daría todo lo que fuera por estar en su lugar.
—Bastián, no digas eso.
—Él no merece estar así, yo si. Después de todo mate a demasiados inocentes hace un año —contesto.
—Te prometo que vamos a buscar la forma de recuperarlo.
—¿Lo amas? —volteo hacia el vampiro.
—Con toda el alma.
—Era de esperarse, después de todo es tu alma gemela. Fui un tonto hace un año, pero no volveré a cometer el mismo error.
—Todo estará bien, te lo prometo hijo.
—Tengo miedo, papá. Miedo de que no podamos volver a estar todos juntos.
—Eso no va a pasar, volveremos a ser una familia y volveremos a casa muy pronto. Solo tienes que tener paciencia y fé.
—Paciencia y fé...
Vladimir toma mi hombro izquierdo.
—La paciencia puedo tenerla, pero la fé...
Mis manos se envuelven en energía de la nada.
—¿Qué estás haciendo? —me pregunta el vampiro algo confundido.
—No lo sé. Yo no estoy haciendo nada, mi poder está... reaccionando.
—¿A qué?
Centro mi mirada en mi padre híbrido.
—A él —digo —. Mi poder está reaccionando a él.
¿Por qué lo hace? No lo entiendo.
Mis manos regresan a la normalidad.
—Es extraño.
—Es una señal —dice mi papá vampiro.
Volteo de nuevo hacia él.
—¿Una señal?
—De que todo estará bien.
—¿Tú crees?
Él asiente sin responder.
—Si, creo que tienes la razón... —contesto y después vuelvo a poner mi mirada sobre el híbrido pura sangre —. No importa cuánto tiempo nos llevé, tú vas a despertar papá. Te lo prometo, volverás a ver el sol y la luna.
No importa si lleva mil años romper el hechizo, lo vamos a conseguir. Recuperaré a la familia que el maldito de Vlad el Dragón me arrebató hace un año. Haré todo lo que esté en mis manos para conseguirlo. No me rendiré jamás hasta conseguir que Corea recupere a su rey vampiro.
Escucho el sonido de unos pasos, desvió la mirada hacia la entrada y me encuentro con mi hermana.
—Lamento interrumpir, pero solo quería decirles que Killian se ha recuperado completamente. Él ya se encuentra en su habitación.
—Muchas gracias por avisarnos, cariño —le dice mi padre.
Una sonrisa se forma en el rostro de Aurora, camina hacia nosotros dos y nos toma de las manos.
—No saben la alegría inmensa que siento en estos momentos —dice —. Hemos pasado por demasiado dolor. Vlad el Dragón dejó mucho caos en nuestras vidas, pero ahora estamos aquí... juntos los tres de nuevo. Nuevamente somos una familia, me parece un sueño.
—No es un sueño, Aurora —le digo —. Estamos en la realidad. En una realidad que nadie nunca podrá romper de nuevo
Ella nos abraza a los dos.
—Me alegra mucho haber recuperado a mi familia.
—A mi también —contesto —. Claro que ahora hay un pequeño cambio en nuestras vidas.
Nos dejamos de abrazar.
—Killian —dice papá.
—Exacto —asiento levemente con la cabeza —. Ahora no únicamente somos tres, Killian ahora es familia —miro a mi padre —Es tú hijo —volteo hacia mi hermana —Y nuestro hermano.
—Si —responde la vampiro.
—Yo no inicie con buen pie mi historia con él, pero haré todo para remediar lo que hice —comento —.¿Me acompañan?
Mi padre y hermana asienten con la cabeza, juntos caminamos hacia la salida y vamos directo a la habitación en dónde en estos momentos se encuentra Killian descansando.
Toco a la puerta, Aurora la abre y los tres nos adentramos en los aposentos del vampiro. El oji-azul se encuentra recostado en la cama, recuperándose.
Se ve bien, mi veneno ya debió de haber abandonado completamente su cuerpo.
—¿Cómo te sientes? —le pregunta mi padre.
—Me estoy recuperando levemente —dice.
—Nos alegra escuchar eso —contesta Aurora.
—¿Ustedes se encuentran bien? —pregunta el vampiro oji-azul —. Me imagino que deben de estar muy contentos por haber recuperado lo que les quitaron cruelmente. Recuperaron a su familia después de todo, claro ignorando el hecho de que un miembro de su familia aún está dormido.
—Ese asunto se solucionará pronto —digo y llamo la atención del sobrenatural.
—Me alegro mucho de que su familia esté de vuelta —Killian sonríe.
—Dirás nuestra familia —contesto —. Mi padre te adoptó, eres un Drácula ahora Killian. Te has convertido en parte de la familia también.
—Bastián... ¿No tienes problemas con eso?
—No, ninguno. Comprendo perfectamente tú situación. Yo era igual a ti hace años. No tenía a nadie en el mundo. Era un huérfano. Claro que eso cambió cuándo Vladimir y Kai decidieron darme una familia. Cuándo ellos decidieron volverse mis padres, me... llené de una alegría inmensa. Tuviste la razón en lo que me dijiste en la ciudadela Killian. No he sido un buen hijo, he sido malagradecido con quiénes me dieron todo —comento —. Pero... ahora planeo remediar todo lo malo que hice. Y comenzaré contigo. Te reconozco cómo mi hermano. Cómo hijo de Vladimir, cómo otro heredero más del linaje Tepes.
—Bastián...—me sonríe.
—Sé bienvenido oficialmente a la familia, hermano —sonrío también.
—Muchas gracias, hermano —responde.
Ahora tengo un hermano más al que debo de cuidar. Ahora tengo otra responsabilidad, pero no me disgusta en lo absoluto.
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Los Herederos De Drácula
Science FictionA un año de la terrible guerra provocada por la irá y por la manipulación que el malvado Vlad El Dragón provocó en ahora hadampiro abominación. La desesperación y la tristeza sigue presente en la vida del joven Bastián Drácula, el temor de volver a...