Los Herederos De Drácula

Capítulo 32

En estos momentos el Dragón ya debe de estar en Valaquia, y yo aquí atrapado.

Ese maldito va acabar con todos gracias al poder del cuerpo de Velkan. Se va a apoderar del reino sin ningún problema.

No puedo dejar que eso pasé, si el Dragón toma el reino todos los demás estarán en peligro. Tengo que regresar a es anciano al infierno, tengo que proteger a todos. Mi familia, mis amigos y Zhang. Ellos no merecen sufrir por culpa del Dragón.

—¡Vamos maldición! —trato de trozar las cuerdas que me mantienen prisionero.

No cosigo hace hacer otra cosa más que lastimarme, esos malditos se encargaron de mantenerne perfectamente controlado. Mis fuerzas aún continúan por los suelos.

—Así que así se acaba todo —el Conde Drácula aparece frente a mi —. El Dragón gana, obtiene el control de todo y nosotros nos volveremos su mascota. Es fantástico.

—No me molestes, tengo que salir de aquí.

—No podrás, esas cuerdas fueron hechizadas por Baba Yaga, no iremos a ninguna parte.

—Tengo que intentar, tengo que volver.

—En estos momentos todos deben de estar muertos ya —dice mi doble malvado —. La fuerza del cuerpo de Velkan es mucha, viste lo que le hizo a esos hombres lobo.

—Yo no le tengo miedo, haré todo para evitar el ese maldito gane.

—Ya hemos perdido, Bastián.

—¡No! Aún no. Tan solo debo conseguir salir de aquí.

Nuevamente trato de romper las cuerdas.

—Bastián, detente —dice el Conde.

No le hago ningún caso.

—¡Qué te detengas! ¡No pasará nada! Estamos completamente débiles ahora, nuestras fuerzas son una mierda. No saldremos de aquí con esas fuerzas tan débiles que poseemos ahora.

—Yo... debo de luchar, debo de hacerlo. No puedo permitir que todos mueran.

—Estamos perdidos, no podemos hacer nada.

—Tal vez solos no —dice una voz masculina.

Dejo de mirar a Conde y desvió la mirada hacia el lado izquierdo de la choza. En mi campo de visión aparece un muchacho muy parecido a mi físicamente, viste con una armadura roja con el antiguo simbolo de la familia Tepes y su cabello es algo largo le llegue a los hombros.

—¿Quién eres?

—Mi nombre es Adrían.

—¿Adrían? ¿Acaso eres...?

—El guerrero que hace siglos enfrento a los lobos, soy tu ancestro Bastián —me dice.

—Tú estás muerto.

—Lo estoy.

—¿Cómo es qué estás aquí?

—Alguien me facilito el poder cruzar a esté mundo solo para hablar contigo. No tengo mucho tiempo Bastián.

—¿Qué es lo qué quieres?

—Que mi padre vuelva a tener el descanso eterno. Gracias a Vlsd el Dragón mi padre no puede tener paz, se encuentra en el limbo gracias a lo que tu abuelo hizo. Necesito que por favor recuperes el cuerpo de mi padre, que le des sepultura para que él pueda estar en paz nuevamente —dice.

—Me encantaría poder ayudarte, pero cómo puedes ver. Mis fuerzas no son las mejores en estos momentos.

—Puedo ayudarte con eso, puedo darte mis fuerzas. Tus poderes no tendrán límites.