Los Herederos De Drácula

Capítulo 29

—¡¿Qué fue lo qué pasó?! —aterrizo y veo a unos soldados salir rápidamente del palacio.

—No lo sabemos mi señor, el fuego comenzó de la nada. Se está extendiendo lentamente a todo el palacio —responde uno de ellos.

—¿Se está extendiendo?

Corro rápidamente hacia la entrada y me adentro en el castillo en llamas. No me importan las cosas que se encuentran en este lugar, lo único que me importa es el ataúd con el cuerpo de mi padre. No puedo permitir que se queme, corro deprisa por los pasillos en llamas, llego a las puertas, las empujo y estás no se abren.

—¡Vamos! —las empujo de nuevo pero no se abren —.¡Mierda!

Formo un puño en mi mano izquierda, golpeo las puertas y estás se vienen abajo.

Uno de los pilares las estaba bloqueando, atravieso todo eso y corro hacia el ataúd.

Esté casi es alcanzado por el fuego, tengo que ser rápido. Llego a el y me encuentro con el ataúd de cristal completamente vacío.

—¿Qué carajos...?

¿Dónde está mi papá?

¿Por qué el maldito ataúd está vacío?

El techo lentamente se comienza a caer.

—¡Bastián! —la voz de Vladimir se oye a lo lejos.

Volteo hacia la entrada y lo veo viniendo hacia mi acompañado por el rey vampiro.

—El cuerpo no está —le digo.

—¿Qué? —él llega y observa el ataúd —.¿Cómo es posible? —se muestra muy sorprendido.

—Alguien se llevó el cuerpo de mi papá, él no pudo haber despertado ya. Es completamente imposibles, alguien se lo robo.

—El techo está por venirse abajo —nos dice Drácula —. Tenemos que salir de aquí ya.

—No, yo no me iré. No hasta encontrarlo.

—No seas necio ¿Quieres morir?

—Yo...

—Bastián, tenemos que hacer caso. Tenemos que salir de aquí ya mismo si queremos averiguar quién se llevó el cuerpo de Kai —dice el vampiro oji-azul.

—Yo...

Mi papá me toma de la mano derecha y me hace caminar hacia la salida.

Los tres dejamos atrás la habitación y usamos nuestras velocidades sobrenaturales para salir del castillo en llamas.

Mis amigos y el resto de mi familia se encuentran presentes en el lugar, viendo cómo poco a poco el castillo de Poenari es consumido por el arroz fuego.

—¿Qué demonios fue lo qué pasó? —pregunta Scorpius.

—No lo sé, los soldados me dijeron que el fuego había comenzado de la nada —digo.

—¿Dónde está nuestro padre? —me pregunta mi hermana muy angustiada.

—Tampoco lo sé —la miro —. Cuándo llegue el ataúd estaba vacío.

—¿Vacío? ¿Cómo qué estaba vacío?

—¡Lo estaba! No había nada dentro. Alguien se llevó el cuerpo de mi padre.

—¡¿Cómo es eso posible?!

—¡Chicos! —mi padre nos grita —. No griten, ahora no es el momento de perder la cabeza.

—¡¿Qué no es el momento de perder la cabeza?! —volteo hacia él —.¡Yo creo que si! Por si no te has dado cuenta... ¡El castillo está en llamas! Y cómo si eso no fuera poco alguien se llevó el cuerpo de mi papá... ¡De tú esposo!