Capítulo 19

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Llegamos una hora completa en el bar de la ciudadela. Mi hermana ha ordenado una botella de vino y hasta llevamos media de esa botella. Aurora no está bien, la conozco.

Aún que si soy sincero, el que haya terminado con José fue lo mejor. Por lo que Aurora me dijo sobre su relación, no era sano y justo para ninguno de los dos el continuar con ella.

—Nuestros noviazgos han llegado a su final en menos de una semana —Cordelia suelta un suspiro —. Verdaderamente estamos jodidos —ella toma su vaso con vino.

—Completamente jodidos —responde mi hermana para luego tomar también su vaso.

Ambas chicas se toman todo de sus copas y después vuelven a rellenarlas.

—Me pidió ser amigos, me dijo que siempre iba a poder contar con él para absolutamente todo.

—Por lo menos a ti te fue bien —comento.

—Bastián tiene la razón, tú por lo menos vas a poder seguir en contacto con José. Pero nosotros no volveremos a ver a nuestros ex novios jamás por que se encuentran en una ciudad celestial imposible de visitar para nosotros. Deberías de alegrarte un poco por eso, amiga.

—Realmente lo voy a extrañar.

—Te entendemos perfectamente —le digo.

Los ánimos en estos momentos están por los suelos, ni Cordelia y yo hemos tenido oportunidad de soltar todo lo que verdaderamente sentimos por el haber terminado con Lucifer y Metatrón. Y más triste se siente el ambiente por mi hermana, su ánimo tampoco es el mejor.

—¿Qué vamos a hacer? —pregunta ella —.¿Qué vamos a hacer sin ellos?

—No lo sé...—tomo mi copa y me tomo todo el vino que tenía dentro.

El tiempo pasa, la primera botella ha llegado a su final y Aurora ha ordenado una segunda. Ya casi no hay personas en el bar, ya debe de ser extremadamente tarde.

Me siento un poco ebrio ya, pero no me importa. Por un segundo quiero olvidarme de todo esto que siento dentro de mi.

No quiero sentirme miserable por lo menor por un rato.

Mi teléfono vibra, lo saco de mi bolsillo y lo reviso.

—Todos en el palacio están preocupados por nosotros —comento —. Papá quiere que volvamos de dónde sea que estemos.

—No —dice Aurora —. No me iré, aún quiero estar aquí. No he terminado la botella.

—Aurora tiene la razón, no nos iremos hasta terminar toda está botella —Cordelia la toma y se sirve nuevamente en la copa —.¿Saben qué me ha venido a la mente?

—¿Qué cosa? —la miro.

—Nuestros tiempos en la escuela espada del dragón. Nuestros tiempos cómo paladines de Canadá.

—Eran buenos tiempos —sonrío —. Esos tiempos eran mucho más fáciles que los de ahora.

—No tanto —responde mi amiga bruja —. También pasamos por demasiado dolor allá ¿Has olvidado a Marinette?

—Claro que no... Marinette fue alguien y siempre será alguien sumamente importante en mi vida y en la de todos los que la conocimos —comento —. Me pregunto... ¿Cómo estará en el mundo de los muertos?

—Posiblemente mejor que nosotros —contesta Aurora —. De todos los que estamos aquí a mi hermanito es a quién peor le ha ido en el amor. Primero Marinette Moreau fallece a manos de esos demonios y ahora Lucifer termina con él.

—No era necesario que me lo recordarás, hermana.

—Ups... lo siento. Ya estoy algo borracha.

—Pero si... tienes razón —suelto un suspiro.

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