STRONGER |Harry Styles|

Capítulo #47

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-¡Adam, Holly no está!

Levanté mi mirada al notar su tono de voz tan preocupado. Salí del auto y miré hacia la casa.

-¿Cómo que no está?

-No está y la casa está revuelta. Encontré su celular tirado en la cocina..- me lo entregó y comencé a buscar entre los mensajes algo, pero no había nada. -Debemos buscarla..

-Las dos últimas llamadas que hizo fueron a su casa y a Emilia, pero ninguna fueron contestadas...- el sonido de mi celular me interrumpió. El número era desconocido.-¿Hola?- pregunté.

Oí una respiración entrecortada y luego su voz, ahogada en llantos, decir mi nombre.

-¡Holly!

Alan y yo nos pusimos más atentos a la llamada.

-Lo siento, pequeño. Se acabó el tiempo de hablar con Holly.

-¿Rocio?- pregunté alarmado y aterrado.

-¡Adam! ¿Cómo has estado tanto tiempo? ¿Te recuperaste de aquellas heridas que la bomba causó? Lo siento tanto, lindo. Es que la bomba no era para ti..- oí su risa del otro lado de la línea. -Le había enviado ese hermoso presente desde Tokyo especialmente para ella.

-¡Rocio, suéltala!

-Oh, claro.. pero con una condición..- volvió a reír. -Si me devuelves los dos millones que te ofrecí por cogerte a esta zorra.

-Sabes que no tengo ese dinero. ¡Estás loca! ¡Déjala ir...!

Alan me quitó el celular de la mano, puso el altavoz y comenzó a hablar él.

-Rocio, soy Alan...

-¿Alan?..- hizo una pausa. -Wow, los dos noviecitos de la pequeña zorra, que puta afortunada eres, maldita cerda..- escuchamos el llanto de Holly más fuerte, supuse que la había golpeado.

-¡No la toques! ¡Te daré el dinero que pidas, sólo déjala en paz!

-¡No! ¡Las cosas se harán como yo diga, Alan!

-¡¿Entonces que quieres?! ¡Por amor de dios!

-Ahora van a esperar hasta que a mí se me de la gana. No se las voy a hacer tan fácil, y mucho menos a ti, Alan.. Por ahora solo les advierto, de esto, ni una sola palabra a la policía o la mato. Sabes que soy capás. No quiero policías, no me importa si son españoles, ingleses o chinos ¡No quiero policías! ¿Entendido?

-¡Está bien! Sólo dime lo que tengo que hacer...

-Por ahora no. ¡Good night, sweety!

-¡Rocio, no cuelg..! ¡NOOO!

Pateó la rueda de su auto. Y se agarró la cabeza con rabia.

-¡Maldita, desgraciada!- soltó un grito desgarrador lleno de ira.

-¡Alan debes calmarte!

-¡No me pidas que me calme, idiota!- me apuntó con su dedo.

-¡No resuelves nada gritando!- grité pero traté de calmarme. -Entremos a la casa y esperemos a que vuelva a llamar.- hablé más tranquilo esta vez. -Volviéndonos locos no salvaremos la vida de Holly.

Comencé a caminar hacia la entrada y poco después él comenzó a seguirme. Nos quedamos en la sala, los tres celulares, el mío, el de Alan, e incluso el de Holly, estaban sobre la mesa ratona por si Rocio llamaba nuevamente. Pero ya habían pasado dos horas y no habían ni señales de humo de su parte. Alan caminaba por toda la sala, en círculos, rombos y triángulos. Ambos estábamos desesperados y no podíamos avisarle a la policía.