Alejandro... Estás aquí.

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- Ojos, sé que ya van muchas veces que te digo esto. ¡Pero te extraño María! Ya ha pasado mucho tiempo desde que estás aquí. Te siento conmigo, reaccionas a mi tacto, veo cómo te ha vuelto el color a la piel y los golpes ya están sanando casi por completo. Pero... ¿En dónde estás Ojos? Jerónimo llegó de su viaje hace un par de días. El tratamiento no funcionó del todo, pero está estable. No ha podido venir a verte. Y aunque sé que el tiene todo el derecho, yo espero que por ahora no pueda. Que no venga... Porque no puedo separarme de ti. ¡Perdóname Ojos! No voy a dejar de arrepentirme de haberte dejado ese día.

Alejandro suspiró intentando calmarse, el doctor le había dicho varias veces que intentara ser positivo. Que le platicara como si ella estuviera despierta, y eso había hecho durante ese mes. Un mes entero había pasado desde aquel accidente. A María la habían trasladado a la ciudad y Dieguito estaba prácticamente como si nada. No tenía heridas ni nada lastimado. Su bracito sanó muy rápido.
Emilia Elena pasaba la mayoría del día en la clínica con Alejandro, y cada tanto Andrés se encargaba de llevar a Dieguito para que le hablara a su abuela. El niño hacía todo para que María despertara pero era inútil.

María parecía estar sumida en una paz, sus ojos estaban ligeramente cerrados. Un gesto comenzó a notarse en sus labios mientras Alejandro hablaba... y un nombre salió de su boca.

- Paulina...

Alejandro subió rápidamente la mirada y la escuchó susurrar el nombre de Paulina varias veces. Luego mencionó a Mónica. Y sonrió, María había vuelto, o eso parecía, porque solo estaba haciendo un ligero movimiento con sus labios y susurrando dos nombres. En cuestión de segundos esa sonrisa se volvió más grande. Y lentamente fue abriendo los ojos acostumbrándose a la claridad. Alejandro estaba atento a cada reacción de María, ella alzó la vista hacia donde estaba Alejandro y sonrió extrañada, más bien sorprendida.

- ¿Alejandro?

- Ojos... Mi amor, ¡al fin! ¡Por fin vuelvo a ver tus ojos María! - ella volvió a sonreír extrañada y el le devolvió la sonrisa más grande que tenía.

- ¿Pero a donde me fui? ¡Si acaso el que volviste fuiste tú! ¿Cuando regresaste de Italia? ¿O solo estás de visita? - Alejandro no entendía que estaba pasando. ¿María no recordaba? ¿O sería un pequeño lapsus perdido?

- A ver Ojos, voy por un doctor. ¿Si?

- Alejandro, ¡espera! Primero dime que estoy haciendo en un hospital...

- Ojos necesito que te vea un médico primero, no habías despertado, déjame ir y ya regreso, ¿si? - el estaba por alejarse de la cama y ella lo tomó de la mano haciéndolo girarse hasta ella, lo miró y le sonrió tímida.

- Primero dame un abrazo... - el sonrío de vuelta y se lanzó a abrazarla con cuidado. Ya había pasado un mes pero ella aún estaba un poco adolorida. - ¡No sabes cuánto te extrañé Alejandro! - ambos cerraron los ojos fuertemente, el agradeció por tenerla ahí nuevamente y ella por lo mismo, aunque no entendiera muy bien que había pasado. El abrazo duró poco o quizás mucho, no lo sabemos, entre ellos el tiempo es indefinido. Incontable.

- Gracias por volver, Ojos...

- Alejandro espera, primero dime tú. Dime qué pasa...

- Tuviste un accidente en Ixtapa con Diego...

- ¿Qué? ¿Pero como? ¿Íbamos con Mónica? ¡No entiendo Alejandro! - el se asustó cuando escuchó aquello, María no recordaba la muerte de Mónica.

- Ojos, necesito que me digas que recuerdas. Que es lo último que recuerdas...

- Pues, no lo tengo muy claro. Pero estaba creo que en el invernadero, además como que un accidente con Diego en Ixtapa, si a penas es un bebé, ¿cómo voy a llevármelo yo sola hasta allá?

- Ay María, son muchas cosas las que no recuerdas. Diego ya tiene casi 7 años.

- ¿Qué? ¡Es una broma Alejandro! No pudo haber pasado tanto tiempo. ¿Por qué no recuerdo que ha pasado en estos años?

María comenzó a desesperarse y Alejandro también, entró un doctor y le empezó a explicar que debía calmarse para hacer las revisiones necesarias. Todos llegaron en ese momento, Emilia Elena, Ignacio, hasta el mismo Jerónimo había llegado ese mismo día. Y justo en ese instante. Todos estaban esperando afuera mientras Alejandro estaba a un lado de la habitación de María y la revisaban.

- ¿Alejandro qué pasa?

- ¡Ya despertó! - dijo viendo a la nada.

- ¿Y cómo está? - preguntó Emilia Elena.

- Pues... Parece que físicamente está perfecta, solo...

- ¿Solo qué? - preguntó Ignacio con su nula paciencia.

- No recuerda nada. Dice que lo último que recuerda es ella en el invernadero, y cree que Dieguito es un bebé de 1 año. No recuerda absolutamente nada.

- Pero eso no puede ser... - dijo Jerónimo completamente impactado. Al igual que todos.

- Señor Salas... La señora pide verlo a usted. Le dije que si dejaba pasar a su madre o al señor Ignacio y pidió verlo a usted y a su madre.

- Y yo... ¿Puedo pasar también doctor?

- Lo siento señor, pero la señora solo pidió verlos a ellos.

- Yo le digo que estás aquí, doctor. - le dijo Alejandro a Jerónimo. ¿Sería posible que María no lo recordara? Si, porque ella no recordaba lo qué pasó en los últimos casi 6 años, y ellos tenían apenas 3 de conocerse.

Lo mejor de tu mirada, lo he conocido yo. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora