Un adiós.

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- Si quieres yo te voy preguntando cosas. Y así tú ves si puedes responderlas. - lo vio dudar y le acarició la cara sonriéndole para lograr convencerlo.

- ¡Eres una tramposa Ojos! Cada que me miras así sabes que no te niego nada. - A veeeer señora venga para acá. - la llevó hacia la cama de nuevo y se recostó el dejándola a ella que se recostara entre sus piernas. Así bien pegaditos el procedió...

- ¿Entonces ya puedo preguntar? - dijo ella haciendo reír a Alejandro. Y el asintió. - Ok, primero. ¿Por qué te incomoda Lorenza? - el no se esperaba que eso fuera una inquietud para María, al menos no una importante, pero para haberlo mencionado de primero. Parecía que si. Respiro profundo tratando de que ella no notara los nervios.

- Tu sobrina llegó hace unos meses cuando tú y yo no estábamos juntos, Ojos. Y desde ese momento ha sido un poco... Pues cómo decirlo, complicado. - le dijo dejándola más confundida.

- Pero... ¿A qué te refieres exactamente Alejandro? Si, Lorenza es difícil, pero ¿por qué tendría que serlo contigo?

- Ojos, ¿no recuerdas?, ¡intenta amor! - le dijo haciéndola dudar. - Ojos, yo no te haría daño, tienes que estar segura de eso siempre, porque es la verdad. Han pasado cosas que se han salido de nuestras manos, hemos tomado decisiones que nos han arrastrando a los dos. Pero de alguna manera aquí estamos. Juntos. Por casualidad o no, aquí estamos. - le dijo volteando el rostro de María para que lo viera fijamente a los ojos, ella le sonrió y aumentó aún más su curiosidad.

- Yo lo sé mi amor, sé que no harías nada para lastimarme Alejandro. Pero entiende que mis dudas y miedos de años atrás no se han ido del todo. Se van cuando te tengo así conmigo y mirándome de ésta manera que solo conocemos tú y yo, pero cuando no estás, cuando veo que puedo perderte. Me aterra.

- Ojos, necesito que sepas la verdad. ¿Recuerdas a Jerónimo? - ella frunció el ceño confundida, ¿por qué traer a éste señor a la plática? La verdad es que no lo recordaba, o su cerebro se negaba. recordarlo.

- Bueno si, lo recuerdo de la clínica. Pero, ¿por qué escucho que todos en ésta casa lo nombran como si tuviera un lugar importante en nuestras vidas? ¡No entiendo! Yo no recuerdo haberlo conocido antes. - Alejandro suspiró, esto no sería nada fácil. Pero era lo mejor, ya no podía seguir así.

- Ojos. ¡Escúchame bien! Ustedes se conocieron hace tres años, por eso no lo recuerdas aún. Si no te dije quien es Jerónimo antes, es porque los doctores pidieron que no dijéramos nada, ya lo sabes. Pidieron que dejáramos que tú recordaras todo sola. Pero no quiero seguir mintiéndote María. - ella lo miró preocupada y luego se lanzó a sus brazos, algo le decía que esto no iba a gustarle.

- No me va a gustar recordar eso que tienes que decirme, ¿verdad? - mencionó aferrada a su pecho y sintiendo los latidos de su corazón. El la apretó más a su cuerpo y se quedó unos segundos acariciando su cabello, hasta que tomó el valor necesario y la separó de él para mirarla a la cara.

- No mucho, Jerónimo... tiene cáncer Ojos. - María se sorprendido con pesar. - Yo sé que no recuerdas quien es en tu vida, pero está en etapa terminal, los doctores no dan esperanzas de vida. Éste mes que estuviste en coma el no estaba presente porque se había ido a Suiza a hacerse un tratamiento que no funcionó. Ojos, el es... - ella comenzó a llorar sabiendo lo que venía.

- Mi marido... - dijo con un golpe de emociones en su cabeza y su corazón, Alejandro bajó la mirada y la fue soltando poco a poco. Ella seguía llorando y dejó que el la soltara, se giró un poco en la cama y respiro profundo.

Lo mejor de tu mirada, lo he conocido yo. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora