Resuelto

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Todo pasó demasiado rápido, el general estaba tirado en el piso. María lloraba, Alejandro estaba en shock. Y se escuchaba cómo venía llegando la policía. Alejandro solo se dejó quitar el arma por un policía y Alex corrió hacia ellos para abrazarlos. Había matado al general... El se había acercado demasiado a María e intentó acariciarla con un cuchillo, Alejandro era inexperto con las armas, se escuchó el disparó. Tanto el como María brincaron del susto.

Alejandro suspiró y vio a María suplicándole que reaccionara.

- Ojos, yo haría lo que sea, lo que sea por ti, mi amor. - le dijo tomando su rostro y besándola en los labios fuertemente.

- Mi amor, yo lo sé. Pero tú no lo mataste porque quisiste, solo te defendiste. Nos defendiste. - le dijo tranquilizándolo.

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En la casa Domínguez se respiraba un ambiente de tensión y preocupación. Diego ajeno a lo que pasaba preguntaba insistentemente por Alejandro y su abue.

- ¡Aquí estoy mi amor! - Diego corrió hacia  María y la abrazó fuerte. - ¿Preguntabas por mi, mi vida?

- Si abue, ¿en donde está Alejandro? - María sonrió, en las últimas semanas viviendo juntos; Diego y Alejandro se habían vuelto inseparables, el lo llevaba al colegio algunas veces con María o muchas veces solo. Lo llevaba a almorzar, y siempre se dedicaba en las tardes a jugar y enseñarle los libros que todo niño debe leer a su edad. Alejandro estaba fomentando la lectura y el estudio en Diego, tenía una paciencia maravillosa con el niño. Y ella solo podía estar agradecida. No tuvo un hijo con Alejandro, porque el tiempo y la vida no lo permitieron. Pero Diego estaba siendo su oportunidad de criar a un niño juntos. Y eso, la llenaba de mucha satisfacción. Estaba segura que Mónica está feliz de aquello.

- ¡Aquí estoy chamaco! - dijo Alejandro entrando por la cocina, Diego corrió hacia el para que lo cargara. Alejandro lo alzó y le sonrió. María se acercó a ambos y se unieron en un abrazo que duró bastante. Mientras Emilia Elena los miraba conmovida, era una escena preciosa, su hija, su bisnieto y el señor Salas, ya eran una muy bonita y unida familia. Suspiró y llamó a Diego dándoles espacio a los enamorados.

- Hay que descansar ya mijito, ¡ándele! - mencionó Mamalena mientras le hacía señas a María Inés para que luego le contaran que pasó. Antes de subir las escaleras se acercó a su hija y la abrazó fuerte.

- ¡Gracias a Dios que estás bien mi vida! - María sonrío y asintió.

- ¿Subimos amor? - le dijo Alejandro tomando su mano, estaba cansados de ese día. Estuvieron toda la tarde y parte de la noche rindiendo declaraciones sobre lo acontecido. El general había muerto, si. Pero María había dicho cómo pasó todo dejando a Alejandro fuera de culpas. Solo con la culpa interna de haber asesinado. Aunque haya sido en defensa propia, le pesaba, le pesaba mucho todo aquello. María asintió y subieron a darse un baño y dormir. Dormir para olvidar aquel día tan horrible, que afortunadamente acabó bien para ellos dos.

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Habían pasado algunos días, ya acercaba la boda. Estaban a tan solo tres días, solo tres días para unirse en matrimonio. El sueño de los dos estaba por materializarse.

Lo mejor de tu mirada, lo he conocido yo. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora